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Armando Albert Flores, estudiante del Grado en Química de la UAM, ha sido galardonado con el Lord Todd Prize de la Universidad de Cambridge por su excelente aprovechamiento académico durante su estancia ERASMUS

07/05/2021
Armando Albert

Armando Albert nos escribe unas entrañables palabras sobre sus experiencias como estudiante y su idea sobre la ciencia:

Siempre he querido ser científico. Mi familia y mis profesores siempre me han animado a ello, inspirándome y enseñándome a disfrutar de la ciencia. Mi abuelo Fernando me enseñó a jugar con la física y las mates desde que era pequeño, y así empezó todo. Para mí la ciencia siempre ha sido algo con lo que pasármelo bien, un juego con muchas normas que aprenderse, pero, al fin y al cabo, un juego en el que se respetan las leyes de la naturaleza. La química en particular siempre me gustó, crecí con ella porque mi padre y mis abuelos eran químicos y me enseñaron que la química es el motor que mueve todo, que nosotros mismos somos química. Decidí estudiar el grado en Química en la UAM para saber más, porque quería aprender. Para mí estudiar ciencia nunca ha sido un medio para conseguir lo que quiero, sino una forma de entender la vida y de disfrutar de lo que hago. Por este motivo no he tenido problema en poner muchas horas y esfuerzo en mi carrera, porque si disfruto de lo que hago me sale natural ir pensando en el bus en ese aspecto que han explicado en clase y no consigo entender. Si me pidiesen dedicar mi rato en el bus a pensar en un problema de otro tipo nunca sería capaz, por eso pienso que el origen de mi esfuerzo viene de hacer lo que me gusta.

En septiembre de 2018 la UAM me ofrece la oportunidad de realizar una estancia Erasmus. Entre todas las posibilidades elegí viajar a la Universidad de Cambridge, la segunda mejor universidad del mundo en química. Sabía que mi erasmus no iba a ser fácil e iba a haber menos horas de copas y más horas de estudio, pero yo quería aprender más química y conocer mundo. Viajar a Reino Unido y vivir solo por primera vez no solo sería una experiencia vital, sino que, además, iba a ser a una universidad con un nivel de química realmente alto.

Cuando llegué a Cambridge todo fue muy intenso y bastante difícil. Ya no estaban mi familia, ni mis amigos, y acababa de romper con mi novia. Además, al comenzar las clases yo ya no era “el listo”. Ahora había una clase en la que todos eran “los listos” e incluso había muchos que eran “los listos más listos de los listos”. No fue fácil hacer amigos en un país con una cultura tan distinta. Sin embargo, lo bueno tenía que llegar. Acabé conociendo gente nueva y haciendo muchos amigos de distintas culturas. Aprendí mucho de otras culturas e incluso de la mía propia, puesto que tuve que reflexionar mucho sobre las costumbres y la lengua de mi país para poder explicárselas a gente de otros países. En paralelo a estas experiencias discurría mi vida académica. Las clases me sobrepasaban por completo y siempre me quedaba materia con la que ponerme al día. Me encontraba verdaderamente abrumado por todo lo que tenía que hacer solo para ir al día. Tuve la suerte de que, como lo que estaba aprendiendo me encantaba, siempre quería más. No importaban las horas de madrugada o estar todo el día en el laboratorio porque todo lo que aprendía era recompensa suficiente. Además, los excelentes amigos que hice me acompañaban a esas altas horas de la noche porque todos estábamos en el mismo barco… Al final el COVID nos mandó a todos a casa y ahí continué mis estudios de forma telemática. Cuando llegaron los exámenes ya me había puesto al día con todo y, aunque no fue nada fácil, nunca diría que fue “sufrido” porque me gustaba lo que hacía. Terminé obteniendo first class (la nota más alta) en todas mis asignaturas e incluso alguna mención de honor. Estas notas han llevado a que la Universidad de Cambridge me otorgue el Lord Todd Prize por aprovechamiento académico.

Al volver a España pedí una beca de colaboración para unirme al departamento de Química Orgánica de la Facultad de Ciencias. En este momento trabajo con Jorge Humbrías y José Antonio Fernández Salas en un proyecto de organocatálisis bifuncional que servirá como mi trabajo de fin de grado. Espero continuar estudiando más química orgánica y, en algún momento, llegar a doctorarme y poder ser docente universitario. Lo que más deseo es enseñar a los estudiantes a ver la química como la veo yo, como algo bonito y a la vez útil, que es un juego y a la vez lo explica todo.

Actualmente mantengo una media de 9,7 en la carrera y todo se lo debo a la gente que me ha enseñado a amar la ciencia y disfrutar de lo que hago. Se lo debo a mis amigos, mi familia y mis profesores, porque sin que te enseñen a disfrutar de la ciencia es difícil mantener siempre el esfuerzo que requiere. Pero la ciencia es elegante, es bonita, es útil y es disfrutable. Por eso creo que el primer paso hacia una carrera científica exitosa no es aprender ciencia sino aprender a disfrutar de aprender ciencia.  

 

 

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