Nuestro grupo está centrado en el estudio de plataformas adherentes que se forman en la superficie celular gracias a unas proteínas denominadas tetraspaninas. La membrana de la célula es la responsable de la adhesión de las células dentro de un tejido, regula la migración celular y la comunicación entre distintas células del organismo. Por tanto, estas plataformas de tetraspaninas están implicadas muchos fenómenos biológicos: invasión tumoral y metástasis, activación del sistema inmune e inflamación, fibrosis, etc. Además, distintos agentes patógenos (VIH, el virus del SIDA; el virus de la Hepatitis B, el virus del papiloma o el parásito causante de la malaria entre otros) utilizan estas plataformas como vía de entrada en la célula o para favorecer pasos posteriores en la infección.
Para comprender mejor el funcionamiento de estas plataformas nos planteamos caracterizar de manera exhaustiva sus conexiones con proteínas intracelulares. Partiendo de un abordaje proteómico, las interacciones moleculares encontradas se han validado por otras técnicas y estudiado su relevancia en modelos de migración de células tumorales o del sistema inmunológico. Hemos visto que estas conexiones son importantes también en la formación de vesículas extracelulares. Las vesículas extracelulares o “exosomas” son pequeñas cápsulas membranosas secretadas por la mayoría de las células. Tienen un gran potencial en biomedicina al formar parte de la “biopsia líquida”: se pueden extraer de cualquier fluído biológico (sangre, orina, saliva, leche…) y dar información relevante sobre el estado de salud del paciente o de la progresión de un tumor.
Como se describe en un artículo publicado en Nature Microbiology el pasado 4 de Septiembre de 2017, dentro del complejo mapa de interacciones que encontramos, destacaba SAMHD1, un factor de restricción para la infección por el VIH. SAMHD1 protege a la célula de la infección por VIH ya que es una enzima que degrada dNTPs, que la célula utiliza para la duplicación de sus cromosomas, y que el virus necesita para la retrotranscripción, uno de los primeros pasos de su ciclo infectivo. Nuestro datos demuestran que CD81 actúa como aliado del virus: si se sobre-expresa CD81 en la célula disminuye SAMHD1 y el virus es capaz de retrotranscribirse con gran eficiencia. Si se reducen los niveles de CD81, se elimina el gen de CD81 mediante el sistema de CRISPR/Cas9, o utilizamos pequeñas moléculas bloqueantes de CD81, disminuye la replicación viral. Este posible mecanismo terapéutico sería aplicable no sólo al VIH sino también a aquellos otros virus que tienen un paso de retrotranscripción en su ciclo infectivo, como se describe en una patente compartida por la UAM y la Fundación para la Investigación Biomédica del Hospital de la Princesa.