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Introducción

El Carro

Los restos del carro estaban depositados en una pequeña fosa en cuyo interior apareció el armazón metálico (forro de la pina) de cuatro ruedas de hierro, dos grandes de 1.40 m de diámetro, y dos más pequeñas de unos 90 cm de diámetro, muy bien conservadas, de seis radios cada una. Las ruedas se colocaron intencionadamente unas encima de las otras, de tal manera que la primera de las pequeñas estaba en primer lugar, seguida de las dos ruedas grandes y finalmente la otra pequeña. Todas ellas estaban clavadas entre sí mediante remaches de hierro y entre sus radios se habían dispuesto una serie de cantos rodados de gran tamaño colocados a presión. Estos se colocaron así probablemente para evitar o dificultar la extracción del conjunto y presumiblemente para favorecer su conservación bajo tierra de manera que las escorrentías naturales se filtrasen hacia abajo y afectasen lo menos posible al conjunto metálico. Entre los radios aparecieron, además, los elementos de guarnición y unión al eje de cada una de las ruedas, los bocines y las belas también fabricados en hierro. Por debajo de las ruedas y entre ellas se había colocado también los pasarriendas y los elementos ornamentales que iban fijados al yugo del carro, bojados en bronce y, finalmente, los bocados de dos caballos forjados en hierro.

El depósito en las primeras etapas de su excavación.

El depósito en las primeras etapas de su excavación.

 

El contexto arqueológico

Por lo que se refiere al contexto arqueológico, se excavó una fosa para introducir el carro desmontado, que fue dispuesto sobre un lecho de cantos rodados bien preparado. A su vez se vertió por encima del mismo una capa de ceniza bien consolidada con abundantes restos óseos, aparentemente de especies animales, y algún fragmento de cerámica. Tanto esta cerámica como los cantos rodados entre las ruedas presentaban evidentes signos de haber sido calcinados. Esta capa de ceniza, huesos y cerámica aparecía por encima y entre las ruedas del depósito. Por encima de todo ello, se vertió tierra para rellenar la fosa cuyo color grisáceo y textura compacta contrasta con el rojizo y la composición heterogénea de la gravera del terreno geológico o natural del lugar.

Atendiendo a la naturaleza específica del contexto arqueológico, la presencia de huesos incinerados y cerámica, la manera de depositar las ruedas y demás elementos y su deliberada inutilización, cabe interpretar este hallazgo como un depósito de carácter votivo testimonio de la probable celebración de un ritual de ofrenda y un banquete ritual quizá asociados a un ambiente funerario de un gran personaje de la aristocracia ibérica

 

Diagrama estratigráfico del depósito del carro del Cerro de la Horca

Diagrama estratigráfico del depósito del carro del Cerro de la Horca
 

Fosa excavada para el depósito del carro ibérico en el Cerro de la Horca (Montemayor)

Fosa excavada para el depósito del carro ibérico en el Cerro de la Horca (Montemayor)

 

 

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