La Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Madrid expresa su profundo pesar por el fallecimiento del Catedrático de Derecho Civil D. Luis Díez-Picazo y Ponce León.
El pasado día 31 de octubre, falleció, a los 84 años de edad, el Profesor Díez-Picazo, insigne jurista, profesor universitario, maestro de maestros, Catedrático de Derecho Civil de nuestra Universidad desde 1972 y Catedrático Emérito de la misma desde su jubilación.
Excelente universitario, jurista excepcional e insigne intelectual humanista y pensador crítico y reflexivo, su cultura y extenso saber le llevó a transitar, junto a las más variadas disciplinas jurídicas, por los campos de la filosofía, la sociología o la historia, lo que le permitió comprender, interpretar y explicar de forma inteligente y rigurosa el ordenamiento jurídico, desde su visión más teórica o dogmática hasta su perspectiva más práctica. Porque sumaba a la tarea de elaborar y sistematizar conceptos, la dirigida a la más óptima comprensión y aplicación del Derecho, sabedor de que la ciencia jurídica no es un fin en sí mismo, sino un instrumento metodológico para extraer de las normas jurídicas respuestas a los problemas sociales.
Todo ello le condujo a ocupar exigentes responsabilidades en las más altas instancias públicas y privadas: Presidente de la Sección de Derecho Civil de la Comisión General de Codificación, Magistrado del Tribunal Constitucional durante los apasionantes primeros años de su andadura, Presidente de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación, Consejero del Banco de España, Director del Anuario de Derecho Civil, por ejemplificar. Pero Díez-Picazo fue, ante todo, un universitario, en el más amplio sentido del término, y un maestro de juristas. Porque todas sus tareas fuera de la Universidad las compatibilizó con la docencia e investigación dentro de ella, hasta hacer de su tarea universitaria, como solía decir el propio maestro, el punto central de su vida, una tarea, la universitaria, por la que siempre manifestó renovada profesión de amor y confianza frente a los avatares que la afectan. Y de esa dedicación a la carrera universitaria queda su legado como autor de una rigurosa y amplia obra científica, referencia indiscutible de dogmática jurídica y como creador de una escuela civilista, que trasciende los límites de nuestra Facultad de Derecho en la que sus discípulos siguen formando a las siguientes generaciones sobre las bases firmes de excelencia y rigor con que ellos mismos se formaron con el Profesor Díez-Picazo.
Por todo ello, su ejemplo nos sirve de acicate para proseguir con fuerzas renovadas en mejorar día a día nuestra labor universitaria, docente e investigadora. La Universidad, y la Facultad de Derecho de la UAM en particular, tienen contraída con el Profesor Díez-Picazo una deuda de gratitud permanente.
La Decana
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