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Restitución Planimétrica

El estudio de los Diarios y Libretas manuscritos de excavación originales, legado del Prof. Gratiniano Nieto, hoy en la UAM, ha llevado a un importante descubrimiento, que se ha convertido en un objetivo propio de plano derecho del Proyecto, y en uno de sus activos más importantes

Se trata de una serie de croquis a mano que recogen con triangulaciones y medidas, pero no ángulos, la dispersión de las tumbas de, al menos, la campaña de excavaciones de 1935 y quizá la de 1936, cortada bruscamente por el estallido de la Guerra Civil, con hasta 162 sepulturas excavadas. Dichos croquis pertenecen pues a los trabajos dirigidos por Augusto Fernández de Avilés y Cayetano Fernández de Mergelina.
 

Ejemplo facsímil de uno de los croquis originales de la campaña de 1935. Campaña 1, 1935, Diario 4, plano 10, Tercer sector. Sin corregir.

Ejemplo facsímil de uno de los croquis originales de la campaña de 1935.
Campaña 1, 1935, Diario 4, plano 10, Tercer sector. Sin corregi

Si fuera posible restituir la posición real de estas tumbas, reconstruyendo un plano que reflejara la posición real, tendríamos la primera planimetría del Cabecico del Tesoro, con al menos un centenar de tumbas. Como tenemos la numeración de las mismas, es posible asociar ajuares, cronologías, etc. al conjunto, y mediante la relación entre estos croquis restituidos y la Base de Datos, mediante un SIG, será posible por vez primera abordar la posibilidad de estudiar aspectos espaciales como estratigrafía horizontal,  posible expansión de la necrópolis, clustering de tumbas por sexo, riqueza, familias, etc., todo lo cual era hasta ahora imposible sin esta información.

Unos intentos iniciales de restituir la posición real de las tumbas empleando software comercial (tipo vectorial) no dieron los resultados apetecidos, dadas las complejas operaciones matemáticas necesarias, que incluyen trigonometría de cierta complejidad. Obviamente quien dibujó y acotó los croquis se veía limitado por la superficie de la libreta de campo, por lo que no se respetan ni las distancias ni las orientaciones.

Vectorización inicial del croquis del ejemplo anterior.
Vectorización inicial del croquis del ejemplo anterior.
Aunque la posición relativa de las tumbas unas con respecto a las otras es  aproximadamente correcta, no se respetan exactamente las orientaciones y menos las distancias. Afortunadamente el número de acotaciones permite hacer la correción. Los números de tumbas son los iniciales de campaña, no los definitivos, lo que supone una complicación adicional.

Sin embargo, conociendo –gracias a la multiplicidad de acotaciones- la distancia de cada punto a varios otros, es geométricamente posible reconstruir los ángulos, y por tanto obtener con fiabilidad la posición, distancias y relaciones espaciales reales de las sepulturas entre sí. En la práctica, equivale a reconstruir la planimetría de la necrópolis. Por todo ello entramos en contacto con D. Diego Gaspar, de la empresa Arqueocad SL, especialista en trabajos de tipografía arqueológica, quien ha elaborado los algoritmos matemáticos necesarios para dicha restitución.

El trabajo final ha constado de varias fases. Una vez digitalizados a alta resolución los delicados croquis originales (que, no lo olvidemos, tienen setenta y cinco años), se vectorizaron los datos en software especializado, y se corrigieron mediante trigonometría los datos en cada uno de los croquis parciales, restituyendo planos parciales en los que se respetan no sólo las posiciones relativas sino las distancias.

Plano parcial tras corrección trigonométrica

Plano parcial tras corrección trigonométrica.
Cuando el error entre el plano final y los datos de acotación es superior al 10% se indica en color verde. Esto se debe normalmente a que no todos las distancias se tomaron
con precisión desde el mismo punto de cada sepultura, que puede abarcar una superficie relativamente grande.
Estos errores se corrigen en su mayoría por sí solos al ir superponiendo los distintos croquis parciales.

En ocasiones se aprecian errores de medición originales en algunas distancias. Si desde un mismo punto hay por ejemplo tres distancias a tres tumbas diferentes, muy ocasionalmente una de las distancias indicadas en el croquis simplemente no podía respetarse si se respetaban las otras dos y la orientación relativa de las tumbas entre si.. En esos casos se indicaron convenientemente con códigos de color cuando el error superaba el 10% de lo indicado en el croquis (i.e., si en el croquis se indicaba una distancia de por ejemplo 339 cm. y el error en el plano restituido era superior a 34 cm.).

Una vez realizada esa fase del trabajo se procedió a ir superponiendo, capa a capa, los diferentes croquis, ya que en todos ellos había tumbas comunes, en ocasiones dos o tres, en otras, muchas más. Eso ha permitido ir uniendo con fiabilidad los diferentes sectores parciales. En el proceso, se añadían muchas más acotaciones de distancia, y los errores antes indicados resultaban mucho más obvios o se corregían. En algunos casos la razón era que al tomar la distancia simplemente no se utilizó, dentro de cada tumba, exactamente el mismo punto de referencia. Dado que las sepulturas pueden tener fosas o machas cenicientas de más de 100 cm. de longitud, estos errores se fueron haciendo evidentes con la acumulación de capas.

A continuación fue necesario realizar un cuidadoso trabajo de comparación de números de sepultura en los croquis. Al numerarse en 1935 las tumbas con números romanos, se deslizaron en más de una ocasión errores al escribir en lso croquis el número de tumba (i.e.,  LVII por LVII). Gracias a la aparición de las mismas tumbas en dos, tres o incluso más croquis ha sido posible detectar esos errores.

Fue también posible realizar una orientación -aproximada- al norte gracias a las indicaciones de algunos de los croquis y de los Diarios de Excavación.

Finalmente, ha sido necesario reconvertir los números provisionales de tumba empleados en cada campaña, cada vez a partir de I, a números definitivos correlativos en numeración arábiga, que corresponde a la numeración final con que algunas de las tumbas y sus ajuares se fueron publicando desde los años cuarenta del s. XX.

Disponemos por fin, por primera vez, de algo que creíamos perdido para siempre: una restitución fiable de la planimetría de un sector importante del Cabecico del Tesoro, de más de un centenar de tumbas. Puede parecer poco en relación con el conjunto de la necrópolis, pero lo cierto es que se pueden contar con los dedos de una mano las necrópolis ibéricas publicadas con más de un centenar de tumbas en las que podemos contar con un plano de dispersión.

Naturalmente, a partir de ahora es posible abordar un estudio espacial de la necrópolis, asociando mediante un software SIG la dispersión espacial de las tumbas con una Base de Datos en la que se introduce la información referida a cota, cronología, tipo de ajuar, riqueza, presencia de elementos escultóricos etc., lo que permitirá realizar por vez primera un estudio de crecimiento de la necrópolis, clustering y, en general, un análisis social impensable hasta ahora.

Por ello se ha incorporado con intensidad  a los trabajos Dña. Mercedes Lanz Domínguez, Becaria de Tercer Ciclo, quien ha matriculado su Tesis de Máster dentro del marco del Proyecto y está ya trabajando con estos materiales.

 

 

 

 

 

 

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