"Lo importante es tener referentes y un ambiente en el que mujeres y hombres participen de esa promoción de la igualdad"

La experta en paleoantropología y actual directora del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), María Martinón-Torres (Orense, 1974) siempre tuvo claro que quería dedicarse al estudio del origen del ser humano, pese a comenzar su camino de forma poco convencional. Creció en un ambiente médico y se empapó de esa vocación, estudió Medicina y Cirugía en la Universidad de Santiago de Compostela y se especializó en evolución humana por la Universidad de Bristol y antropología forense por la Universidad Complutense de Madrid. Desde 1998 es miembro del Equipo Investigador de Atapuerca y el pasado 2019 fue la primera española en ser galardonada con la Medalla Rivers Memorial, del Royal Anthropological Institute.

Ha participado en varios proyectos internacionales sobre la dentición en homínidos y aún recuerda con emoción cuando hace 14 años pudo identificar, en el yacimiento de la Sima del Elefante, el fósil más antiguo de Europa. “Es como si de repente todo se hubiera condensado en un momento en el que puedo poner todo ese conocimiento específicamente aplicado a un momento histórico”, explica Martinón-Torres.

Sus investigaciones se centran en el estudio de la paleobiología de los homínidos, paleopatología y el escenario evolutivo de los primeros europeos. Gracias a los avances tecnológicos en estos campos, los investigadores han sido capaces de recuperar y estudiar las proteínas antiguas. “Los investigadores de Atapuerca hemos sido pioneros en la aplicación del análisis de proteínas antiguas a los fósiles humanos”, destaca con orgullo Martinón-Torres. “El análisis de las proteínas ha permitido ratificar la propuesta que se hizo en el año 97 sobre la posición filogenética de la especie Homo antecessor”, lo que explica “la relación que tenía con otras especies”. Por lo tanto, se pudo confirmar que el “Homo antecessor era el mejor candidato para representar el ancestro común del que partieron sapiens y neandertales”. “Somos especies hermanas y el padre común o algo muy cerca de ese padre común sería Homo antecessor”, reitera.

Roles de género en el pasado y presente

En cuanto al rol de las mujeres en el proceso evolutivo que a menudo ha sido diluido por una perspectiva sin género Martinón-Torres confiesa “muchas veces hemos hablado como de ese todo del ser humano, porque realmente es muy difícil diferenciar los diferentes roles”. Sin embargo, puntualiza “estamos buscando maneras de poder tratar de hacer ese diagnóstico sexual, incluso con restos aislados, como son los dientes”. Para poder incluir la perspectiva de género, “hay que recordar que muchas veces estamos haciendo generalizaciones de la especie y que no se tendría que, por defecto, repartir ese ese papel a los hombres o a las mujeres. Tendría que ser a lo mejor pues como un género neutro”, aclara la experta.

     

^{Ilustración de una mujer cazadora hace 9.000 años. Matthew Verdolivo/UC Davis IET Academic Technology Services}

     

La experta opina que es importante dar visibilidad a las mujeres científicas porque “los seres humanos entendemos más con la acción y con los ejemplos que con las palabras” y asegura que se siente afortunada de “crecer en un ambiente dentro de la paleoantropología que está lleno de mujeres brillantes, como es el caso de los yacimientos de Atapuerca”.  Además, afirma que es importantísimo “favorecer sistemas que posibiliten la conciliación familiar para todos”, que “en el caso de las mujeres por la propia biología, requiere una flexibilidad mayor, probablemente de la que el sistema da”.

Retos y compromisos

Preguntada por el compromiso que tienen las instituciones con la investigación en España, ha señalado que “en España es muy difícil, muy difícil desarrollar carrera científica” y explica que “no hay estabilidad en alcanzarla”. “Somos expertos en exportar talento, formamos a gente con muchísima capacidad que además contribuye y se ve un sistema muy competitivo, con unas publicaciones y con unos hallazgos de primer nivel que son importantes, pero tienen muchas dificultades para poder desarrollarse y asentarse profesionalmente en nuestro país”.  La experta opina que todavía falta potenciar el desarrollo de una carrera científica adecuada al nivel que hay en este país. Y se lamenta porque “siempre es mucho más fácil encontrar fondos para comprar equipamientos que encontrar fondos para para atraer personal. Es el gran duelo que tiene la ciencia en este país”.

El Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana se enfrenta a estos problemas y a la convulsa situación actual apostando por nuevos proyectos como la apertura de un laboratorio con una línea de investigación molecular con proteínas y un laboratorio de arqueología experimental que ayudará a comprender “al ser humano que había en aquellos tiempos y comprender por qué hacía lo que hacía y qué quiere decir lo que dejó detrás y que nosotros nos encontramos”, comenta ilusionada. María Martinón-Torres deja la puerta abierta a posibles sinergias con el laboratorio de arqueología experimental de la Universidad Autónoma de Madrid que se caracteriza por tener “muchísima tradición dentro del campo”. “Tenemos que intentar a nuestro nivel demostrar que merece la pena apostar por el desarrollo científico en nuestro país”, concluye.

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Lucía Baena es gestora cultural y graduada en Bellas Artes por la Universidad Rey Juan Carlos. Sus intereses de investigación se centran en la cultura visual a través de la historia de la ciencia y los vínculos entre ciencia y arte. Actualmente cursa el Título de Experto en Comunicación Pública y Divulgación de la Ciencia en la Universidad Autónoma de Madrid (UAM).

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