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El sentido del olfato en tucanes y guacamayos

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El sentido del olfato en tucanes y guacamayos

En este artículo, dos investigadoras del Departamento de Biología de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), explican el experimento que diseñaron para demostrar por primera vez el uso del olfato en tucanes y guacamayos y su importancia a la hora de mejorar la calidad de vida de estas aves en cautiverio.

05/05/2023 Mª Carmen Hernández González / Isabel Barja
infografía en amarillo sobre azul donde aparecen un ave tropical de gran pico negro junto a unos botes con agujeros.

Esquema del test de olores utilizado para comprobar el uso del olfato en tucanes, guacamayos y amazonas / Pilar del Puerto Hernández y Mª Carmen Hernández

Siempre se ha dicho que la vista es el sentido principal de las aves. Aunque es cierto que la mayoría goza de una visión destacada, esto nos ha llevado a la idea equivocada de que otros sentidos no son tan importantes para esta clase de animales.

Incluso, la falsa afirmación de que las aves no usan el olfato es bastante generalizada. En las últimas décadas, gracias a los esfuerzos de los investigadores, se ha puesto de manifiesto que esto es un claro error. Sin embargo, aún queda mucho por descubrir en este campo, ya que aún no sabemos todos los contextos de la vida diaria de las aves en los que puede ser especialmente relevante y para qué especies de aves en concreto.

Existen algunos grupos de aves como los buitres, las palomas, algunas aves marinas o los kiwis en los que el sentido del olfato sí ha sido estudiado desde el siglo pasado. En los últimos años, estos estudios se han extendido a otras especies de paseriformes, como los estorninos, los carboneros o los herrerillos. No obstante, existen grupos de aves de los cuales aún no existe información al respecto.

En el caso de las psitácidas (loros y guacamayos), se pensaba que apenas tenían un olfato funcional ya que estudios de la anatomía del cerebro mostraban un bulbo olfatorio muy pequeño en comparación con otras especies de aves. En el caso de los ranfástidos (tucanes), no existía información al respecto, incluso alguna página web afirma que estos no pueden oler.

De forma similar, en el caso de los loros y guacamayos también podemos encontrar información en internet afirmando que no usan el olfato para localizar el alimento.

Con la motivación de esclarecer estas cuestiones, diseñamos un sencillo test. Consistió en tres recipientes cerrados con pequeños agujeros para permitir la salida del olor. Dentro pusimos algodones, unos empapados en agua, otros en vinagre y otros en zumo de banana o papaya.

Posteriormente, grabamos la interacción de las aves con estos recipientes. Nuestros sujetos de estudio fueron tucanes, guacamayos y amazonas de diferentes centros de rescate y rehabilitación de Costa Rica.

Tras analizar los vídeos, descubrimos que los tucanes (Ramphastos sulfuratus y Ramphastos ambiguus) y los guacamayos rojos (Ara macao) dedicaban más tiempo a interactuar con el recipiente correspondiente al olor de papaya y banana. Estas frutas están presentes de forma habitual en su dieta, por lo que parece indicar que sí utilizan el sentido del olfato para detectar el alimento.

Por el contrario, en el caso de las amazonas (Amazona autumnalis y Amazona auropalliata), hallamos un efecto diferente, y es que parecían pasar menos tiempo con el recipiente de olor a vinagre, lo cual sugiere que este podría ser un olor desagradable para estas especies. Sin embargo, sería necesario ampliar el estudio para poder corroborar este hecho.

En definitiva, los resultados de nuestro estudio —que publicamos en las revistas Integrative Zoology y Revista de Biologia Tropical—, ponen de manifiesto que tucanes y guacamayos poseen un olfato funcional que pueden utilizar para localizar frutas, y que parece posible que el olfato también juegue un papel relevante en las amazonas.

Nuestro trabajo también pretende hacer énfasis en la importancia de incluir el sentido del olfato en los protocolos de enriquecimiento ambiental para aves de estos grupos, con el objetivo de mejorar los estándares de calidad de vida de las aves en cautiverio.

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Mª Carmen Hernández González es graduada en biología por la Universidad de Salamanca y doctora en biología por la Universidad Autónoma de Madrid, donde trabajó como Profesora Ayudante 5 años. Actualmente, ha obtenido un contrato postdoctoral en la Universidad de Castilla La Mancha (IREC) dentro de las medidas para el retorno y retención de talento de la JCCLM. Sus estudios se centran principalmente en el comportamiento de mamíferos y aves silvestres.

Isabel Barja es Profesora Titular de la UAM y lidera el grupo de investigación de comportamiento animal y eto- ecofisiología. Desde sus inicios, sus investigaciones se centran en aspectos relacionados con la comunicación química en mamíferos.

    

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