Access the web mapAccess the main menuAccess the footerAccess the main content
English

Emilio Ontiveros: profesor, compañero, amigo

Present

Emilio Ontiveros: profesor, compañero, amigo

La decana de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la UAM, María Isabel Heredero, recuerda en este ‘In memoriam’, desde el cariño y a través de vivencias compartidas, al recientemente fallecido Emilio Ontiveros, catedrático emérito del Departamento de Organización de Empresas, fundador de Analistas Financieros Internacionales, escritor y divulgador en diversos medios de comunicación y revistas especializadas. DEP

03/08/2022
Emilio Ontiveros, catedrático emérito del Departamento de Organización de Empresas de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la UAM, en el último acto celebrado en la UAM en 2021 / UAM

Emilio Ontiveros, catedrático emérito del Departamento de Organización de Empresas de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la UAM, en el último acto celebrado en la UAM en 2021 / UAM

Ayer, primero de agosto, por la tarde, un compañero de la Facultad me comunicó el fallecimiento de Emilio. No me lo podía creer, quedé impactada por la noticia. La tristeza me invadió, se había ido demasiado pronto, demasiado rápido con tantas cosas por hacer, tantos momentos por vivir.

Inmediatamente, todos los medios y redes sociales se hicieron eco de la triste noticia y pusieron de relieve su extraordinaria valía como economista, como líder empresarial, como maestro de la comunicación. En pocas ocasiones se pone de manifiesto un sentimiento tan unánime respecto a la calidad humana y profesional de un economista que nos deja tan enorme legado de conocimiento y buenhacer. Me permitiré en estas líneas recordar al profesor Ontiveros desde otro prisma: mi experiencia personal con él como profesor, compañero y amigo.

En el curso académico 1986-1987, el profesor Ontiveros me impartió la asignatura Financiación Internacional en la Licenciatura de Ciencias Económicas y Empresariales. En la tarima -aunque bajaba con frecuencia de ella y se paseaba entre los estudiantes-, tenía una presencia imponente, con un especial carisma personal que se captaba a los pocos minutos de empezar la explicación. En aquellas aulas enormes en las que el número de alumnos rondaba las 200 personas, pronto percibimos que se trataba de un profesor diferente, capaz de explicar, de forma clara conceptos difíciles con palabras simples; elegante en su forma de expresarse y de moverse entre nosotros, pero con la autoridad necesaria para conducir a un grupo tan numeroso. Con esa mezcla de distancia y cercanía a la que obligaba el método docente de la época y el abultado número de estudiantes.

De su mano empezamos a conocer las relaciones financieras internacionales y, en mi memoria, quedaron grabadas sus referencias al ECU (unidad de cuenta europea), muy novedosa entonces. Sus excelentes clases magistrales las acompañaba de numerosas preguntas que nos hacían pensar y reflexionar. Las clases resultaban, sin duda, imponentes y fascinantes y, además, el profesor Ontiveros era un joven catedrático, atractivo y activo que estimulaba, con gran acierto, el aprendizaje de todos los que asistíamos a clase regularmente.

Fue en la cena que celebramos al finalizar la carrera cuando comencé a conocer como era realmente Emilio Ontiveros. Poco a poco la distancia lógica del profesor dejó paso a la cercanía del compañero; una persona entrañable, enormemente cercano y generoso, dispuesto a dejarse enredar en cualquier propuesta que pudiéramos hacer. Su disponibilidad, su buen humor trufado de ironía y su implicación con los estudiantes, con la Facultad y con la Universidad fueron y serían siempre sus principales y más apreciadas cualidades.

Los años le consolidarían como un brillante economista y ciertamente reconocido empresario y divulgador que, aun así, se detenía a escuchar a cualquier estudiante que le parara por los pasillos o en el bar, sin ningún atisbo de arrogancia. Poco a poco, después de hablar muchas veces con él, Emilio se convirtió, además de compañero, en amigo.

Cuando en 2018 me presenté como Decana de la Facultad, Emilio vino a darme su apoyo y, como siempre, a ponerse al servicio de la facultad. En ese mismo año se jubilaba, y obtuvo el nombramiento unánime como catedrático emérito. Rápidamente me manifestó su alegría y su orgullo por este reconocimiento.

Desde el decanato, tuvimos una relación más estrecha que se fue fortaleciendo a medida que lo “enredábamos” para participar en actividades organizadas desde la Facultad, actividades que siempre aceptaba de buena gana y con gran generosidad. Siempre estaba cuando le llamaba, siempre dispuesto a colaborar, siempre dispuesto a modificar su agenda si era necesario, siempre ahí. Me consta que estaba orgulloso de su Facultad y de su Universidad.

Emilio, aunque te vas -te hayas ido ya-, te quedas porque formas parte de muchos de nosotros, de los que te conocimos, de los que te admiramos y de los que aprendimos de ti. Permanecerás siempre en nuestra memoria.

María Isabel Heredero de Pablos, decana de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la UAM