Presentación de la XII Semana de la Ciencia 2012 en la Biblioteca Politécnica
Nos encontramos en una época de infinitos cambios a nivel tecnológico. Cada día aparecen nuevas herramientas que nos hacen la vida más cómoda. ¿Quién necesita usar un mapa en papel cuando va de viaje si tiene un GPS? ¿Para qué preguntar por un buen restaurante en la calle si tu smartphone tarda unos pocos segundos en darte la respuesta? Hace apenas dos décadas muchos de los avances tecnológicos que nos rodean no existían (internet, telefonía móvil, domótica, neurociencias, biónica, fuentes de energías alternativas, coches híbridos, etc.). Sin embargo, hoy día nos resulta difícil prescindir de ellos.
Pero todos estos avances que han surgido en los últimos años se han apoyado en descubrimientos que tuvieron lugar mucho antes. A finales del siglo XIX nace la electrónica y comienza a desarrollarse a mediados del siglo XX; desde entonces, su crecimiento ha sido exponencial. En este periodo de tiempo es cuando la tecnología se acerca más a la sociedad, formando parte de nuestras vidas.
Desde el punto de vista de las personas con discapacidad, las nuevas tecnologías han sido un gran avance, dándoles la oportunidad de tener una vida más independiente y autónoma.
La tecnología forma parte de nuestro entorno; está en nuestro hogar, en nuestros vehículos, en nuestros lugares de trabajo, etc. ofreciéndonos una vida más fácil.
La casa del futuro
¿Qué es la inteligencia ambiental?
Se entiende por inteligencia ambiental a espacios, equipados electrónicamente, que permiten conocer el estado del entorno y responder conforme a éste para maximizar el bienestar de los habitantes. Un caso estrechamente relacionado con la inteligencia ambiental es la domótica. Se entiende por domótica el conjunto de sistemas capaces de automatizar una vivienda, aportando servicios de gestión energética, seguridad, bienestar y comunicación, y que pueden estar integrados por medio de redes interiores y exteriores de comunicación, cableadas o inalámbricas, y cuyo control goza de cierta ubicuidad, desde dentro y fuera del hogar. La domótica puede contribuir a los siguientes servicios: ahorro energético, confort, seguridad, comunicaciones y accesibilidad.
La lengua de signos
Introducción a la lengua de signos
Te despiertas un día cualquiera, te levantas de la cama, vas a la cocina, desayunas, te lavas, te vistes, y sales de casa para ir a la universidad, a clase, al trabajo, a dar una vuelta con tu familia o amigos. Un día normal, como cualquier otro. Ahora quítale el ruido. Súmale un silencio, un silencio total y absoluto. Es entonces cuando surge una pregunta inmediata: ¿Cómo comunicarse, cómo relacionarse sin contar con algo que damos por sentado, como es el habla?
Breve repaso histórico
Esta pregunta no es ni mucho menos reciente. Tan antigua como cualquier otra lengua oral, el lenguaje de signos surge ante la necesidad de comunicarse. Sin embargo, no fue hasta el siglo XVI cuando se empezó a desarrollar un lenguaje de signos específico. Posteriormente, durante los siglos XVIII y XIX, se empezaron a abrir las primeras escuelas de aprendizaje para sordos, enseñando tanto el lenguaje de signos como todo tipo de materias.
En la actualidad
Y hoy día, ¿qué ocurre? Es cierto que cada avance tecnológico puede suponer nuevas barreras en el día a día de las personas con discapacidad: televisión, radio, telefonía móvil. Pero afortunadamente estos problemas vienen acompañados de soluciones. Todos hemos visto una persona interpretando el lenguaje de signos en la esquina de la tele, y la inclusión de subtítulos en películas y series de televisión, o en cualquier vídeo de internet, se ha estandarizado.
En la actualidad, se busca dar un paso más. Ese paso se ha dado en una dirección: Avatares.
Como si de un videojuego se tratase, el avatar calculará y realizará tanto movimientos de brazos y manos como posturas corporales y expresiones faciales. Todo ello gracias a un programa informático que será capaz de, a partir de textos escritos o señales orales, transcribirlas al lenguaje de signos.
Futuro
Esta tecnología se puede implementar en diferentes ámbitos cotidianos de tal forma que las personas con discapacidad auditiva no sufran ningún impedimento a la hora de necesitar información y no disponer de ningún intérprete humano de lengua de signos.
Controlar el ordenador con el pensamiento
Los sistemas interfaz cerebro-máquina o BCI (Brain-Computer Interface) son cualquier sistema de comunicación que traduce los pensamientos del usuario, registrados a partir de las señales eléctricas, magnéticas, térmicas o químicas que genera nuestro cerebro, en órdenes que son interpretadas y ejecutadas por una máquina o un ordenador. De esta forma, los sistemas BCI implementan la tecnología necesaria para que un usuario pueda interactuar con su entorno haciendo uso únicamente de su actividad cerebral, es decir, sin utilizar el sistema nervioso periférico ni, en consecuencia, el sistema muscular.
El estudio e investigación sobre estos sistemas surge de la necesidad de crear un nuevo interfaz que permitiera a las personas con graves discapacidades motoras, ya sea por enfermedades degenerativas que provocan la pérdida progresiva de la capacidad de movimiento o bien por algún tipo de trauma que haya reducido sus capacidades, controlar dispositivos electrónicos como ordenadores, sintetizadores de voz, neuroprótesis, etc. u otras aplicaciones que les sirvan de ayuda en su vida diaria y les proporcionen mayor independencia.
Interfaces cerebrales
La principal idea que impulsa la investigación de los sistema BCI se basa en la necesidad de crear nuevos canales de comunicación para personas gravemente discapacitadas, pero para que el desarrollo de este tipo de sistemas alcance un nivel aceptable de producción, lamentablemente, requiere de otra clase de aplicaciones que promuevan una mayor inversión por sí mismas como aplicaciones militares o el sector de los videojuegos, dado que los colectivos a los que principalmente debería enfocarse el uso de estos sistemas no disponen del potencial económico requerido.
Con respecto a la adquisición de los datos existen diferentes métodos para registrar la actividad cerebral: electroencefalografía (EEG), electrocorticografía (ECoG), magnetoencefalografía (MEG), tomografía por emisión de positrones (Positron Emission Tomography, PET) o imágenes de resonancia magnética funcional (functional Magnetic Resonance Imaging, fMRI).
La ECoG es una técnica invasiva, es decir, requiere de una intervención para la colocación de electrodos en la superficie cortical. Por otra parte, las técnicas MEG, PET y fMRI requieren la instalación y mantenimiento de equipos de alto coste. Por lo tanto, el método más empleado para el registro de la actividad cerebral en sistemas BCI es el EEG, ya que se trata de una técnica sencilla, no invasiva, portátil y de bajo coste, pero a la vez, es el sistema menos preciso y el que requiere más tiempo de entrenamiento.
Créditos y agradecimientos
Las actividades de la XII Semana de la Ciencia programadas por la Biblioteca Politécnica no hubieran sido posibles sin la colaboración desinteresada de los ponentes:
D. Javier Gómez Escribano (charlas y visitas al laboratorio AmILab de Inteligencia Ambiental).
D. Fernando López Colino (charla y visita al laboratorio HCTLab – Human Computer Technology)
D. Pablo Varona Martínez (charla y visita al laboratorio de Neurocomputación Biológica). Subdirector de Investigación de la Escuela Politécnica Superior de la UAM.
Los mencionados aportaron ideas y sus conocimientos para la realización de las actividades y para la selección del fondo bibliográfico de cada una de las áreas. A todos ellos muchas gracias.
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