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#DaleLaVuelta ¿Qué les pasa a la ciencia y la tecnología con las mujeres?

primer plano de la rectora Amaya Mendikoetxea.

Cuando hablamos de segregación por género en los estudios universitarios nos referimos habitualmente a la brecha STEM, poniendo el foco en un tipo de segregación: la infrarrepresentación de las mujeres en las disciplinas STEM. En un futuro tecnológico, es preocupante que cada vez haya menos personas, hombres y mujeres, en las disciplinas STEM, que son las disciplinas del futuro, las que dan acceso a las profesiones mejor remuneradas, las que impulsan la innovación y el progreso tecnológico y el desarrollo económico y social.

Necesitamos fomentar vocaciones STEM en general, pero necesitamos poner el foco en las mujeres, porque simplemente atrayendo a estas disciplinas a las mujeres en igual medida que los hombres, ya empezaríamos a cerrar esa brecha. Pero no es solo cuestión de números; se trata sobre todo de aportar la perspectiva de género, de desarrollar una ciencia y una tecnología más diversas e inclusivas.

Hay dos cosas que son previas a toda actuación: análisis de las causas y un buen diagnóstico. En ambos frentes hemos avanzado mucho.

Las causas

En lo que se refiere a las causas lo primero que hay que tener claro es que la brecha de género en las disciplinas STEM viene causada por estereotipos profundamente asentados y arraigados en nuestra sociedad:

  • factores de tipo cultural y psico-social

  • factores relacionados con la cultura de la ciencia y la forma de trabajar en ciencia

Los estereotipos de género están altamente interiorizados en el alumnado hasta el punto de que pareciera una elección propia o peor aún una elección ‘natural’.

Cuando las mujeres empiezan a acceder a la universidad en las mismas condiciones de los hombres, hace más o menos un siglo, lo hacen en aquellas disciplinas que se consideran adecuadas al rol de las mujeres en la sociedad y en la familia: cuidados y estudios de letras (mujer cultivada, adorno). Y a pesar de la entrada masiva en la universidad eso no ha cambiado sustancialmente.

Son numerosos los estudios que muestran que el desinterés de las niñas por estas disciplinas comienza muy pronto en la etapa escolar y que se debe a diferentes factores educativos, sociales y culturales: expectativas, estereotipos de género, ausencia de referentes, etc. Esos estereotipos comienzan muy pronto. Alrededor de los 6 años niños y niñas ya tienen repartidos los roles: las niñas son trabajadoras y modestas y los niños son brillantes, son genios. Ese estereotipo del genio, por cierto, también ha hecho mucho daño a las disciplinas STEM. Por lo tanto, hay que actuar de forma muy temprana: la brecha de género se da en todas las etapas del sistema educativo, no solo en la universidad. En este sentido, es importante la actuación sobre el profesorado.

También hay que actuar de forma coordinada desde muy diferentes frentes –no vale con que se haga solo desde la universidad. Y es importante la participación de las universidades, porque los factores que llevan al desinterés de las niñas por las disciplinas STEM se ven reforzados por la sobrerrepresentación de las mujeres en disciplinas como las relacionadas con los cuidados, humanidades y ciencias sociales.

Quizá la pregunta no es tanto ¿qué les pasa a las mujeres con la ciencia/tecnología?, sino ¿qué les pasa a la ciencia y a la tecnología con las mujeres?

Pero esto no es más que actuar sobre una manifestación del problema: tan preocupante es la existencia minoritaria de mujeres ingenieras como la de hombres maestros o enfermeros.

Solo si se aborda el problema desde esa perspectiva global y se actúa desde edades tempranas, podemos aspirar a avanzar en una verdadera igualdad de género en los intereses académicos y desarrollo profesional de hombres y mujeres.

Para ello se deben promover en condiciones igualitarias acciones divulgativas que visibilicen referentes masculinos en espacios feminizados en la misma medida que las mujeres que son referentes en espacios copados por hombres.

El diagnóstico

Para conocer la verdadera dimensión del problema es además necesario hacer un análisis fino. Las mujeres no están infrarrepresentadas en todas las disciplinas STEM, siendo mayoritaria su presencia en Medicina y todas las ramas de lo ‘bio’; paritaria en Química y minoritaria en Física, Matemáticas e Ingeniería. Ahora bien, obtenemos mucha más información si vamos al detalle por subdisciplinas y más allá: si Física es la disciplina científica con menos mujeres, las investigadoras en Física Teórica no alcanzan ni el 10%.       

Y lo mismo ocurre en disciplinas altamente feminizadas, en las que las subdisciplinas más teóricas atraen más a los varones. Por ejemplo, el área de las humanidades se considera altamente feminizado en su globalidad; la presencia de mujeres es mayoritaria en estudios de lengua y literatura, pero no tanto en otras disciplinas como la Historia, y mucho menos en la Filosofía. Todo lo que requiera razonamiento lógico, pensamiento abstracto, objetividad o rigor intelectual parece ser cosa de hombres; una brecha que intersecciona la brecha STEM.

Qué hace CRUE y qué hacen las universidades

CRUE pone un especial énfasis en las actividades realizadas alrededor del Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia (11F), a través principalmente de la visibilización de las mujeres científicas en las universidades y participa de forma institucional en varios foros como la Mesa de Género y Universidad, el Observatorio Mujeres, Ciencia e Innovación, el proyecto Innovatia 8.3, el estudio de brecha salarial en las universidades… etc.

Las campañas, actividades e iniciativas se realizan a través de las Unidades de Igualdad organizadas en la RUIGEU y abarcan programas de mentorías, presencia de científicas en los centros de secundaria, campus científicos. Además, varias universidades estamos en el programa Quiero ser ingeniera del Instituto de la Mujer; también varias universidades están en la alianza STEAM por el talento femenino.

En definitiva, las universidades estamos profundamente implicadas en la lucha contra la desigualdad en todas nuestras áreas de actividad: estudios, investigación e innovación y colaboración con el entorno. Incorporamos a las mujeres en las políticas activas y de discriminación positiva.

Son muchas las brechas y los sesgos, (incluso abismos) sobre los que hay que actuar desde la sociedad y desde políticas activas. No es simplemente cuestión de tiempo; si lo dejamos al tiempo no progresaremos. Aquí no vale la frase de García Márquez en El amor en los tiempos del cólera: “Deja que el tiempo pase y ya veremos lo que trae”. Porque lo que trae es una inmovilidad forzosa, sino un retroceso.

Eliminar los sesgos genéricos en el ámbito académico y profesional no es sólo cuestión de igualdad, sino de justicia social.