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"La antigüedad constituye un marco de referencia al que acudir para decir quiénes somos o qué queremos ser"

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"La antigüedad constituye un marco de referencia al que acudir para decir quiénes somos o qué queremos ser"

En su tesis doctoral, Jorge Elices Ocón investigó acerca de la recepción de la antigüedad en al-Andalus y cómo esta se convirtió en un elemento central en el discurso de legitimación política de los Omeya. A lo largo de la siguiente entrevista, Fernando Escribano charla con él sobre “Antigüedad y legitimación política en la Alta Edad Media peninsular (siglos VIII-X)”, libro publicado por la Editorial Universidad de Sevilla.

15/06/2022Fernando Escribano Martín / Jorge Elices Ocón
Imagen del autor y detalle de la portada del libro.

A la izquierda, Jorge Elices Ocón con su libro Antigüedad y legitimación política en la Alta Edad Media peninsular (siglos VIII-X). A la derecha, detalle de la portada / Jorge Elices

Con la publicación de “Antigüedad y legitimación política en la Alta Edad Media peninsular (siglos VIII-X)”, Jorge Elices Ocón, doctor en Historia Antigua por la Universidad Autónoma de Madrid y la Universidad Complutense de Madrid, continúa con el trabajo de investigación que comenzó durante su tesis doctoral, ampliando planteamientos, referencias, fuentes y protagonistas y dando una visión global de lo que queda bien definido en el título del libro.

El autor trabaja con ideas claras que expone desde el principio: El pasado siempre se construye en relación al presente. Hay un hilo conductor claro que recorre el libro, y se plantean con claridad propuestas, razonamientos, fuentes e incluso dudas, de modo que el lector asiste a los pensamientos y a las conclusiones que el autor va desgranando de un modo ordenado y atractivo.

El libro analiza la relación entre pasado, presente y futuro en el al-Andalus de los siglos VIII-X, pero en realidad en toda la península, con nexos más que interesantes entre los dos lados de una frontera religiosa que quizá se empezó ahora a construir, y cuyos antecedentes, con una antigüedad que se utiliza como discurso legitimador, encajan y trasforman modelos de memoria, comunidad e identidad de lo que todavía hoy discutimos y que aquí se analiza en los siglos VIII y X.

Elices Ocón pretende recuperar el proceso de transformación de la antigüedad y valorar el escenario peninsular, señalando su complejidad y evolución durante estos siglos.

El libro presenta cuatro capítulos. El primero (La conquista islámica: de Hispania a al-Andalus) analiza la llegada de los invasores musulmanes y la configuración de una nueva sociedad: al-Andalus. El segundo (Los primeros esbozos del discurso sobre la antigüedad) indaga en la reacción cristiana y en la conformación de un discurso de respuesta al nuevo contexto político. El tercero (La fitna y la antigüedad como arma arrojadiza) analiza la guerra civil como consecuencia de la crisis de poder musulmán en la península, que amenazó la posición de los emires de Córdoba. Y el cuarto (El discurso de los califas: auge y caída) se dedica a la recuperación del poder de los emires, proceso difícil, que llevó a ‘Abd al-Raḥmān III a proclamarse califa.

Este libro analiza el periodo que trascurre entre 711 y 1031, en el que la antigüedad adquiere un protagonismo inusitado que luego volverá a resurgir siglos después, en territorios italianos (lo que conocemos como Renacimiento), sin mencionar ninguna relación con lo que se estudia aquí.

Es sorprendente cómo normalmente dejamos fuera del estudio de la recuperación de la antigüedad la continuación o recuperación que se llevó a cabo en el mundo musulmán, especialmente en al-Andalus, o el papel posterior de la mismas en lo que hemos llamado Renacimiento.

La recuperación de la antigüedad por parte de cristianos y musulmanes en la península ibérica ¿Son procesos paralelos? ¿No tienen nada que ver?

Después de escribir el libro, de poder ver los documentos y evidencias con más perspectiva, diría que el proceso de recuperación de la antigüedad tiene sin duda muchos paralelos entre cristianos y musulmanes. Los dos tienen un conocimiento similar sobre el pasado, un interés por las mismas piezas y una concepción muy parecida de su valor estético y simbólico.

Los cronistas cristianos y musulmanes consultaron las mismas fuentes y se interesaron por la definición de los mismos conceptos y realidades. El proceso de recuperación no se hace entonces de espaldas al otro, sino en paralelo, en constante diálogo y rivalidad y si bien cada uno de ellos tiene sus propias particularidades y entienden y usan el pasado de formas distintas, lo cierto es que las semejanzas son más llamativas y eran algo en lo que no se había reparado hasta ahora.

¿Por qué la antigüedad es un argumento de legitimación en distintos momentos de la historia?

El pasado siempre constituye una referencia imposible de obviar: las ruinas son visibles, las obras escritas relatan el pasado de una forma particular, y siempre hay tradiciones y memorias que aluden a como eran las cosas antes. Incluso la destrucción de un monumento implica una cierta forma de memoria que evoca el vacío existente.

Desde esta perspectiva, el pasado sigue presente de tal manera que, sea en contextos de crisis o de estabilidad, la antigüedad constituye un marco de referencia, un modelo a seguir, superar o evitar, algo a lo que acudir para decir quiénes somos o qué queremos ser. Da lo mismo si se trata de una reflexión que hacemos a título personal o un discurso de legitimación de una dinastía o un reino plasmado en las obras construidas o patrocinadas, el pasado siempre nos permite replantear el presente y cuestionarnos acerca del futuro.

¿Crees que asistimos a un proceso de negación o de menosprecio de la importancia de al-Andalus en nuestra historia? ¿Qué importancia tiene nuestro pasado en nuestro presente?

Lamentablemente, al-Andalus y la historia de la Alta Edad Media han sido siempre episodios de la historia fuertemente politizados y simplificados desde el presente. Se ha llegado incluso a negar la existencia o la importancia de al-Andalus en la historia peninsular como si se tratara de un paréntesis del que podríamos prescindir a la hora de relatar la historia peninsular.

Existe por tanto una necesidad de reconsiderar y revisar ideas y conceptos muy habituales hasta ahora, como el de Reconquista o el da la Convivencia de las Tres Culturas. El camino a recorrer por parte del historiador y de la sociedad no es pues fácil. Ciertamente queda mucho por hacer, pero soy optimista y no creo que haya ahora un mayor menosprecio por al-Andalus, y tampoco que exista una mayor idealización. Simplemente las viejas ideas decimonónicas siguen todavía muy vigentes, tanto en la universidad como en el conjunto de la sociedad, y los viejos mitos parecen volver actualizados y modernizados con las redes sociales.

Me parece, sin embargo, que en las últimas décadas hemos hecho un gran esfuerzo de divulgación. Cada vez hay más y mejor información sobre al-Andalus, disponible para todos. Creo que ese es un pensamiento realista y esperanzador y quizás, pese a las dudas existenciales que podamos tener, me parece que estamos asistiendo a las últimos instantes previos al momento en el que tendremos que quitarnos definitivamente la tirita y plantear nuevos debates públicos y nuevas formas de pensar y hacer historia, sin que el pasado sea un atadura, sino un aliciente para entender quiénes somos y qué queremos ser.

¿Por qué se recuperan o se olvidan autores, textos o planteamientos del pasado? ¿Es ideología? ¿Es política? ¿Son modas? ¿Cómo se orquestan estos procesos?

Digamos que unos textos envejecen mejor que otros y que algunos autores pasan desapercibidos injustamente. Hay también temas recurrentes, que siempre suscitaron la atención, antes como ahora, modas y agendas. La memoria es un proceso constructivo y somos nosotros los que elegimos qué olvidar y qué recordar. La vida presente será, en función de ello, más llevadera o no.

En todo caso, me parece que la labor del historiador no es la de supervisar qué debemos recordar como sociedad y qué recuerdos son legítimos o no. No somos guardianes del pasado sino más bien sus desenterradores. Lo que llega a nosotros del pasado es una ínfima parte del mismo, una muestra reducida y simplista de un mosaico que sería mucho más rico y complejo y la labor del historiador es justamente intentar recuperar esa imagen global y completa del pasado.

¿Qué dirías que aporta tu libro? ¿Piensas continuar este trabajo?

El libro surgió a partir de mi tesis doctoral, pero quise darle una nueva vuelta de tuerca y plantear algo que no había visto en las obras que había consultado: la posibilidad de explicar el papel de la antigüedad en la formación de las sociedades medievales, islámica y cristiana, desde una perspectiva comparativa e interdisciplinar. Creo que ese es el aporte más significativo del libro. Es un punto de partida a partir del cuál se puede pensar el periodo de forma diferente.

Creo que el libro responde a algunas preguntas claves, pero también suscita nuevas preguntas y plantea nuevas posibilidades de investigación. Era eso lo que me interesaba más y es esto en lo que me centraré en los próximos años. Voy a dejar de un lado los aspectos más ideológicos de ese proceso de recuperación de la antigüedad y voy a centrarme en casos puntuales, en elementos particulares y en los agentes protagonistas. Estoy preparando una publicación sobre la reutilización de sarcófagos y estatuas en Madinat al-Zahra y estoy también con otros proyectos en mente. Quizás dentro de veinte o treinta años me plantee de nuevo volver al tema en su conjunto como una oportunidad para evaluar lo que hemos descubierto hasta entonces y lo cierto o no de algunas de las hipótesis.

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Fernando Escribano Martín es doctor en Historia por la Universidad  Autónoma de Madrid y la  Università degli Studi di Roma La Sapienza. Actualmente es profesor de Historia Antigua en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Madrid, y cursa el Título de Experto en Comunicación Pública y Divulgación de la Ciencia de la UAM.

Jorge Elices Ocón es licenciado en Historia, Máster en Historia y Ciencias de la Antigüedad y Doctor en Estudios del Mundo Antiguo. Actualmente está concluyendo un posdoctorado en la Universidad Federal de Sao Paulo (Brasil), centrado en la recepción de las estatuas en al-Andalus. He escrito varios libros y artículos científicos, destacando “Respeto o barbarie: el Islam ante la Antigüedad. De al-Andalus a Daesh” (2020). Recientemente ha publicado varios artículos centrados en diversos temas de estudio (Recepción, Patrimonio, Memoria, Spolia, Historiografía), relacionados con un mismo tema que abarca desde época medieval hasta la actualidad: la recepción del pasado en el mundo islámico. Es también el creador de Jahiliyya, un grupo de investigación que aúna a estudiosos de diversos países y disciplinas con un común interés en analizar los procesos de recepción de la antigüedad en el mundo islámico.

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Referencia bibliográfica:

Elices Ocón, J. 2021. Antigüedad y legitimación política en la Alta Edad Media peninsular (siglos VIII-X). Editorial Universidad de Sevilla (colección Historia, nº 382), Sevilla.

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