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“La gran cuestión es cómo es de especial nuestro planeta”

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“La gran cuestión es cómo es de especial nuestro planeta”

Entrevista a Belén López Martí, investigadora del Centro de Astrobiología (Madrid), en la que habla de temas como el origen de la vida o algunas de las dificultades que encuentran las mujeres en la carrera científica.

11/03/2022Patricia Contreras Tejada
Fotografía de la investigadora del Centro de Astrobiología Belén López Martí

Imagen de la investigadora del Centro de Astrobiología Belén López Martí / Fotografía cedida por la científica

Quién no se ha parado alguna vez a contemplar la belleza de una oscura noche estrellada y se ha preguntado si habrá alguien más ahí afuera. En el imaginario popular, la astronomía es una actividad tranquila y contemplativa. Pero, cuando se vuelve profesión, adquiere complejidades que van mucho más allá.

Lo sabe de primera mano Belén López Martí, investigadora en el Centro de Astrobiología (Madrid). Es cierto que la invención de la fotografía ha permitido conectar los telescopios con ordenadores para evitar las largas noches de observaciones, y “tú estás tranquilamente sentado en una sala de control, mirando tu ordenador, tomándote un café si te apetece, escuchando la radio…”, expone la astrónoma. Pero las observaciones son la tarea menor, apunta: “El trabajo duro es todos esos datos procesarlos y analizarlos”.

López Martí es experta en sacar el máximo jugo de la luz que nos llega desde las estrellas. El objetivo último de sus investigaciones es responder a “la gran pregunta: ¿estamos solos?”. Para tratar de averiguarlo estudia las estrellas de baja masa.

Tras las pistas de la vida

Estas estrellas son mucho menos masivas que el Sol y precisamente, por eso, son muy longevas. “De hecho, no conocemos estrellas de muy baja masa que hayan llegado al final de su vida, porque el universo es demasiado joven”, explica. “Se piensa que es más fácil que se formen planetas en torno a estrellas que viven mucho, porque tienen un tiempo de estabilidad muy largo”, añade.

Además, cuanto menos masiva sea la estrella, más fácil es encontrar planetas que la orbiten. Sin embargo, los planetas no se ven directamente, y “normalmente lo que buscamos es el efecto del planeta en la estrella”, expone López Martí. Analizando los cambios en la luz de la estrella, se mide “el bamboleo que produce el planeta en la estrella”. “Igual que los planetas se mueven alrededor de la estrella por efecto de la gravedad, en realidad el planeta también está ejerciendo una fuerza de gravedad con la estrella. Lo que pasa es que, como la estrella es muchísimo más grande, este efecto es muy pequeño”, prosigue.

Entonces, “si tienes una estrella más pequeña, en comparación el planeta no es tan pequeño, con lo cual ese efecto es mayor”, por eso es más fácil medir su efecto en la estrella. Lo mismo sucede con “otro método que se ha utilizado con mucho éxito para buscar planetas, que es el método del tránsito: son eclipses”, explica la astrónoma. El planeta se interpone entre la estrella y la Tierra, provocando que baje su luminosidad. “Cuanto más grande es el planeta, más bajará esa luz”, alega.

    

Recreación artística del sistema planetario TRAPPIST-1.ESO/N, una estrella de baja masa.

Recreación artística del sistema planetario TRAPPIST-1.ESO/N, una estrella de baja masa / Bartmann-spaceengine.org-Creative Commons

     

El movimiento o el descenso en la luminosidad de la estrella son pistas indirectas que indican que ahí hay un planeta. Además, se piensa que es más probable que exista vida alrededor de las estrellas de baja masa. “La gran cuestión es cómo es de especial nuestro planeta”, comenta la investigadora.

Los indicios de la vida son aún más tenues. Se piensa, por ejemplo, que la distancia del planeta a la estrella debe ser la justa para que haya agua líquida en la superficie, pero que la radiación de la estrella no impida la creación de vida.

Sin embargo, estas pistas no son, ni mucho menos, concluyentes. “Entre otras cosas, los biólogos todavía no saben cómo se originó la vida”, señala la investigadora. “Y, además, siempre estamos considerando que la vida por ahí fuera será parecida a la vida que conocemos… pero quién sabe”, remata.

Una situación desigual

Con todo, la escurridiza tarea de buscar vida extraterrestre no es el reto más difícil al que se enfrenta una astrónoma. Aunque ella no ha tenido experiencias “realmente negativas ni sórdidas” en su trabajo, “notas en ciertos ambientes y con cierto perfil de personas que a una mujer no se le trata de igual manera, especialmente si es una mujer joven”.

No es solo una sensación: el estudio sociológico que presenta la Comisión Mujer y Astronomía de la Sociedad Española de Astronomía cada dos años muestra que la situación entre hombres y mujeres sigue siendo desigual. La investigadora formó parte de la comisión desde su creación y está firmemente convencida de que “es un problema que nos afecta a todos”, no solo a las mujeres.

La astrónoma reclama que se repartan mejor las tareas de cuidados. “Aunque se intentan corregir esos mecanismos de alguna manera, la realidad es que cuando tú estás en el momento en que ya puedes decir: “Bueno, ahora mis hijos han crecido y puedo dedicarme a otra cosa”, ya es demasiado tarde y ha pasado el tren. O bien al revés: “Ahora que ya tengo una carrera más o menos asentada igual es demasiado tarde para tener familia”.

La falta de referentes es otro factor que aleja a las mujeres de la astronomía. Pero López Martí sabe por experiencia que esto se puede cambiar. “Cuando estuve en la clase de mi hijo en cuarto de primaria —recuerda—, me decía: “Todas las chicas de mi clase quieren ser astrofísicas”. Dije: “Bueno, eso será que les ha gustado” ”.

Es, quizá, la cara oculta de la astronomía. La investigadora imparte conferencias en agrupaciones astronómicas y escuelas, con una recepción siempre positiva. Confiesa: “Ese interés, esa fascinación [del público] a mí personalmente me resulta muy gratificante”.

Para López Martí, hay razones de sobra para que a la gente le interese la astronomía. “Trata de las grandes preguntas. ¿Estamos solos en el universo? ¿Cómo empezó todo? ¿Cómo terminará este tipo de cuestiones?”, enumera. Pero esta disciplina tiene un atractivo aún mayor: “No nos vamos a engañar: vendemos imágenes muy bonitas”, concluye.

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Patricia Contreras Tejada es doctora en tecnologías cuánticas y divulgadora científica. Su formación en matemáticas, física y filosofía en las Universidades de Bristol y Oxford le despertó el ansia de entender las ecuaciones matemáticas que están detrás de las tecnologías cuánticas. Durante el doctorado en el Instituto de Ciencias Matemáticas del CSIC investigó para conocerlas a fondo y acabó convenciéndose de que necesitamos puentes más sólidos entre la ciencia y la sociedad. Por eso divulgó su investigación en medios como The Conversation, El País y Cadena SER hasta hacer de la comunicación científica su profesión. Ahora cursa el Título de Experto en Comunicación Pública y Divulgación de la Ciencia de la Universidad Autónoma de Madrid, escribe para La Razón y otros medios y realiza labores de consultoría y comunicación para centros de investigación.

Más cultura científica en UAM Gazette.