La escultura ‘Karim’ se incorpora al patrimonio artístico de la UAM

La escultora Marta Linaza ha donado a la Universidad Autónoma de Madrid la obra Karim, realizada en 1982 en piedra de Calatorao. Es la segunda obra que la artista cede a la UAM; en 2003 cedió Árbol Abierto, realizada en madera y pizarra, una de las obras que formaron parte de la colección Un cuento chino, exhibida en la Sala de Exposiciones de la Plaza Mayor.

Durante décadas, Karim ha sido parte de la historia de la UAM desde el despacho del hoy profesor emérito del Departamento Interfacultativo de Psicología Evolutiva y de la Educación Josetxu Linaza, hermano de la artista. Para el profesor ha sido una satisfacción saber que el denominado cabezón, de rostro familiar entre sus compañeros de Departamento, continuará de forma permanente en la UAM. Quienes se acerquen al Edificio de Rectorado se encontrarán con Karim en el vestíbulo de la tercera entreplanta.

José Antonio Sebastián Maestre, responsable del Área de Gestión del Patrimonio Artístico, perteneciente Vicerrectorado de Transferencia, Innovación y Cultura, tuvo ocasión de conversar recientemente con la artista sobre el proceso de creación de esta obra. Según explicó Linaza, siempre se ha valido de la escultura para narrar su forma particular de entender el mundo y la vida, “con un trabajo que surge fresco, sin intención de ser profundo ni técnicamente maravilloso”. Así concibió a Karim, un chico marroquí que había llegado a España con una beca y se quedó en la Facultad de Bellas Artes. “Picaba y tallaba muy bien la piedra, nos enseñaba”. Su pelo rizado, su nariz poderosa y un gesto muy particular le dieron a la artista la idea y decidió esculpir durante el tercer año de estudios en la Facultad de Bellas Artes de la UCM.

La escultora asegura que enseguida tuvo claro que quería hacer ese personaje, Karim, que trabajaba la materia con tanta seguridad y de forma tan especial. “Yo estaba aprendiendo y me ponía un poco a prueba con una piedra tan dura para hacer algo representativo”, explica la artista, de ahí que la obra presente ese “aspecto primitivo”, de figuración particular, esencial en rasgos, sólida y de gran potencia plástica.

En el transcurso de la entrevista, Linaza también habló sobre la materia, la idea y la forma. En su experiencia, la búsqueda, la exploración y la experimentación en la materia está por encima del tema o cualquier idea como punto de partida. “Tras la relación con la materia, surge el diálogo y los caminos que tomas o dejas”, apunta. Asegura que siente predilección por algunos materiales con los que juega, con los que crea su propio lenguaje artístico y genera vida: “La piedra es lo que más me ha gustado siempre, puedes ir más despacio. Así, la idea perdura más y, también, el tiempo que has pasado con la pieza. La piedra tiene una vibración, una energía”.

Como en cualquier otro proceso de transformación, experimentación e investigación, en la escultura existen sorpresas y dificultades, encuentros y desencuentros que conducen a un fin esperado, pero también a lo inesperado y exitoso cuando se buscan cosas nuevas jugando con la materia. Para Marta Linaza “hay hallazgos a los que estar atentos y eso lo cuento a los estudiantes, que encuentras sorpresas maravillosas que te llevan a un lugar que no esperabas”.