Accede a Declaración de AccesibilidadAccede al menú principalAccede al pieAccede al contenido principal
Español

¿Es necesario un Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia?

11F-2023

El 11 de febrero (11F) es el día elegido por Naciones Unidas para reconocer el papel clave que desempeñan las mujeres en la comunidad científica y tecnológica.  Uno de sus propósitos es fomentar vocaciones científicas en las niñas para reducir lo que se conoce como la ‘brecha de género STEM’ – la infrarrepresentación de las mujeres en las disciplinas científicas y tecnológicas.

Al tratarse de las disciplinas que conducen a los empleos mejor remunerados y más prestigiosos, esa brecha afecta al desarrollo individual de las mujeres, pero también supone una pérdida de talento para toda la sociedad. Son numerosos los estudios que muestran que el desinterés de las niñas por  estas disciplinas comienza muy pronto en la etapa escolar y que se debe a diferentes factores educativos, sociales y culturales: expectativas, estereotipos de género, ausencia de referentes, etc. Estos factores se ven reforzados por la sobrerrepresentación de las mujeres en disciplinas como las relacionadas con los cuidados, humanidades y ciencias sociales.  Por ello, en este 11F es tan importante poner de manifiesto la existencia minoritaria de mujeres ingenieras como la de hombres maestros o enfermeros. Solo si se aborda el problema desde esa perspectiva global y se actúa desde edades tempranas, podemos aspirar a avanzar en una verdadera igualdad de género en los intereses académicos y desarrollo profesional de hombres y mujeres.

Para conocer la verdadera dimensión del problema es además necesario hacer un análisis fino.  Las mujeres no están infrarrepresentadas en todas las disciplinas STEM, siendo mayoritaria su presencia en medicina y todas las ramas de lo ‘bio’, paritaria en química, y minoritaria en física, matemáticas e ingeniería.  Ahora bien, obtenemos mucha más información si vamos al detalle por subdisciplinas y más allá: si física es la disciplina científica con menos mujeres, las investigadoras en física teórica no alcanzan ni el 10%, como nos dice Irene Valenzuela (IFT UAM-CSIC/CERN) en su discurso Los estereotipos en ciencias.  Por su parte, Cunliffe (2022) denuncia que el teorizar sobre la teoría es un campo ‘masculinizado’ en el área de las ciencias sociales en un artículo publicado con el provocador título de Must I Grow a Pair of Balls to Theorize about Theory in Organization and Management Studies?

En el otro lado de la moneda, el área de las humanidades se considera altamente feminizado en su globalidad; la presencia de mujeres es mayoritaria en estudios de lengua y literatura, pero no tanto en otras disciplinas como la historia, y mucho menos en la filosofía.  A modo anecdótico, los datos de ingreso de la Universidad Autónoma de Madrid del curso 2020-21 revelan que de 85 estudiantes matriculados en el grado de Traducción e Interpretación, 67 son mujeres, cifras que se invierten en el grado de Historia (38 de 137) y en el de Filosofía (22 de 65). Es fundamental, por tanto, analizar el sesgo de género no solo grosso modo en las diferentes disciplinas, sino de forma más detallada en las subdisciplinas de cada materia.

Ha pasado mucho tiempo desde que a finales del S XIX ingresaran las primeras mujeres en la universidad y su papel en el ámbito universitario y científico ha cambiado sustancialmente en el último siglo, y significativamente desde la llegada de la democracia y nuestro ingreso en lo que ahora es la Unión Europea, pero el hecho de que ingresen más mujeres que hombres en la universidad, no debe ocultar otras realidades que apuntan a déficits existentes en la actividad de las mujeres en las tres misiones fundamentales de la Universidad (docencia, investigación y transferencia), así como en la gestión, y exigen la adopción real de una perspectiva de género de forma transversal y sistémica. 

Para un buen diagnóstico, un médico necesita recurrir a una serie de etiquetas que identifican a una enfermedad con sus síntomas, causas, desarrollo y posible curación.  Brecha de género, brecha salarial, sesgos, efecto Matilda, síndrome de la impostora, techos de cristal, suelos pegajosos son etiquetas que nos ayudan a identificar realidades que de no nombrarse pasarían desapercibidas y que nos indican dónde y cómo actuar para avanzar hacia una plena la igualdad de género en la universidad y en la carrera científica.

Por eso sigue siendo necesario  visibilizar el trabajo de las mujeres,  fomentar vocaciones científicas en las niñas y dar  conocer los factores que impiden alcanzar la igualdad de género en el ámbito científico. Por eso sigue siendo necesario celebrar el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia.

Como bien dijo la escritora Mary Shelley, el comienzo es siempre hoy.