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Nuevas Miradas: No comemos barro. Pepe Murciego

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Nuevas Miradas: No comemos barro. Pepe Murciego

Desde enero de 2020 distintos artistas contemporáneos aportan su visión sobre piezas del museo dentro del proyecto "Nuevas Miradas". Durante el mes de octubre, Pepe Murciego hace su interpretación de la obra de sus tíos, Luis y Gabriel Murciego, alfareros de Coca (Segovia), artífices de este "bote de propinas" que conserva el Museo de Artes y Tradiciones Populares desde 1973.

04/10/2021
Nuevas Miradas. Octubre

Alfarero que no mancha sus manos. Alfarero por tradición familiar que nunca aprendió a utilizar el torno, ni domina el modelado. “Alfarero” del cuerpo, desde el arte de acción. Fabricante de “cacharros”, desde la edición experimental y rara. Herramientas y barros de diferente apariencia, pero similar sangre. Mi apellido y mis manos me delatan. Pertenezco a Los Murciego: Martín, mi bisabuelo; Guillermo, mi abuelo; Gabriel y Luis, mis tíos; sin olvidar a mi padre José y al resto de hermanos. Me mancharon la nariz de barro infinidad de veces cuando era niño y aquí continúo juguetonamente marcado, rindiéndoles tributo y homenaje, utilizando sus armas.

NO COMEMOS BARRO fue la respuesta dada por Gabriel y Luis a una paisana descontenta por el precio de un cántaro, botijo o cazuela. Engañoso e incomprensible reproche hacia el trabajo artesano de dos hermanos que vivieron siempre de manera desmesuradamente modesta. Una vida austera, sin lujos, más allá de las joyas de barro salidas de sus suaves manos alfareras. “Los precios del alfar de Los Murciego estaban entre los más bajos de España. Bajísimos. Vendían el cántaro, la pieza más voluminosa, por cincuenta pesetas, mientras que en otros alfares el cántaro multiplicaba su precio por cuatro o por cinco. Para subsistir habían anclado los precios, como si el mundo se hubiera parado” (escribe el ceramista, escritor y narrador oral segoviano, Ignacio Sanz, para el futuro libro Los Murciego). Un mundo y un paisaje detenidos en el alfar de Coca (Segovia). Un poderoso eslogan que ayer y hoy clama la reivindicación tenaz de una manera de vivir diferente, no siempre comprendida.

¡¡¡BOTE!!! El bote de propinas de Los Murciego, realizado por Gabriel y Luis en los primeros años 70, abre su boca recaudadora, dejándonos irremediablemente con la boca abierta. Propinas gratificantes por un buen servicio. “Lo mejor de esta casa es el cliente”. Recuerden, Los Murciego ¡¡¡NO COMEMOS BARRO!!!