Actividades culturales
Pieza del mes de noviembre: Calentador de planchas
Antes de la llegada de la electricidad a los hogares y de la fabricación en serie de los electrodomésticos, los métodos para alisar la ropa y marcar los pliegues fueron variados.
Se han encontrado modelos de primitivas planchas de ropa en Grecia, Roma y Egipto. En un principio actuaban únicamente a través del peso, utilizándose grandes piedras talladas en plano para conseguir alisar las arrugas de los trajes.
Se desconoce cuándo comenzó a utilizarse el calor, en un principio de manera directa, calentando la superficie en contacto con la ropa al fuego, lo que facilitaba enormemente la tarea del planchado, pero ennegrecía de hollín la superficie de las prendas y, desde el siglo XV, de manera indirecta, creando planchas de hierro con el interior hueco, donde se introducían brasas para mantenerlas más tiempo calientes. Las modas de cada época propiciaron un variado número de instrumentos de planchado, también en hierro, que ayudaban a “encañonar” las prendas de ropa y hacer volantes y pliegues diversos.
La llegada del gas supuso una revolución también en los hogares. La pieza que presentamos cuenta con una pequeña tubería que permitía la entrada de gas que alimentaba un fuego, a modo de fogón de cocina, sobre el que se situaban las planchas. La tubería cuenta con manivelas que permiten regular el flujo de gas y con él la intensidad del fuego. Este calentador de planchas se utilizó de manera industrial por planchadoras profesionales, ya que su coste era muy elevado para la mayoría de las casas particulares que continuaron utilizando el carbón, o directamente el calor, hasta la llegada de las eléctricas.
La invención de la plancha de vapor, a mediados de los años 20 del siglo pasado, supuso una revolución en el planchado, ya que proporcionaba humedad al tejido, lo que facilitaba enormemente el alisado de las arrugas y evitaba el calentamiento de la tela y su ennegrecimiento.