Arte bajo la lupa y el bisturí

Hall del módulo 6 de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad Autónoma de Madrid. Una malla verde semioculta una obra de Juan Antonio Palomo Fernández (1934-1996) y a las tres restauradoras que en estos días intervienen en el mural para conservarlo y conseguir su completa legibilidad. La escultura de formas orgánicas y un vivo color rojo se dispuso allí en 1971 como parte del proyecto original del Campus de Cantoblanco de la UAM. Pero “El tiempo –que como sabemos– también pinta”, y acciones vandálicas contra el arte que lamentablemente en estos días están tan presentes en los medios –y en los museos–, han dejado huella en el mural. Hoy se restaura para asegurar su salvaguarda.

“Las principales alteraciones que presenta la obra son superficiales: tiene depósitos de suciedad, craquelados y lagunas en la policromía que dejan el soporte visto, o la pérdida de material en la superficie de piedra de Colmenar a la que está anclada”. Este es el diagnóstico de una médica del arte, la restauradora Amaya de la Hoz, quien vuelve a la UAM veinte años después de titularse en Historia del Arte en esta universidad. Entre medias estudió en la Escuela Superior de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de Madrid y desde entonces ha ejercido como restauradora. “Desconocía esta escultura, apenas salíamos del módulo de Filosofía y Letras en el que estudié o de la Biblioteca de Humanidades, y me alegro de que este proyecto me haya permitido conocer este rincón de la UAM. El mural es maravilloso”. Le acompañan Marta Herranz y María Alonso, compañeras de la Escuela, y también de andamios.

Juan Antonio Palomo Fernández fue escultor, pintor, grabador, dibujante, fotógrafo, además de intelectual y humanista. También fue profesor, en la misma Escuela en la que se formaron las restauradoras que hoy restauran el mural de la UAM. Su obra se encuentra dispersa en instituciones como la Fundación Juan March, el Museo de Arte Contemporáneo de Ibiza o la Biblioteca Nacional de España, y han sido expuestas en ciudades como Damasco, Rabat, Argel, Beirut o Nueva Delhi. Fortuna que una de ellas recalara en nuestra universidad… El mural escultórico presenta apariencia, en palabras de José Antonio Sebastián, de “formas que parecen querer socavar con sus encarnados volúmenes los propios elementos estructurales de la arquitectura, como si se tratara de grandes larvas en crecimiento, casi ilimitado, transcurriendo entre los pilares”. Sebastián, responsable del Área de Gestión del Patrimonio Artístico de la UAM, es autor de La presencia de lo moderno en el patrimonio artístico de la UAM (Madrid: UAM, 2018), a la que remito a aquellas personas que de este tema quieran saber más.

La restauración del mural de Juan Antonio Palomo Fernández es la primera intervención sobre el patrimonio artístico de 1971 y ha sido impulsada desde el Vicerrectorado de Transferencia, Innovación y Cultura. Pero para llegar hasta aquí han colaboran otras instancias como Obras e Infraestructuras de la UAM y la propia Facultad. Es un proyecto colectivo, también la obra de arte en cuestión. Un roll up que explica aquello que ocurre detrás de la malla nos recuerda que el Patrimonio Cultural de la UAM es tuyo –es nuestro– y que debemos cuidarlo. La Ley de Convivencia Universitaria reconoció entre las faltas muy graves el daño al patrimonio histórico y cultural de la universidad. Es un deber, pues, cuidarlo. Pero también tenemos el derecho de disfrutarlo. Es nuestro derecho, y de las personas que están por venir. Preservemos la historia de la UAM para el futuro.