Investigación
Capturando microorganismos en el aire de la Antártida
El equipo del Proyecto MICROAIRPOLAR envía desde los confines helados de la tierra esta crónica acompañada de fotografías que dan una imagen real de las condiciones en las que se trabaja en estos parajes de climatología extrema. En este artículo cuentan cómo ‘la Perla de Byers’, un globo de helio, ha conseguido elevarse hasta los mil metros de altitud para captar datos que ayudarán a estudiar los microorganismos del aire de este inmenso laboratorio internacional.
Dos miembros del equipo del proyecto MICROAIRPOLAR, caminando por la Península de Byers, en la Antártida. / MICROAIRPOLAR
En la era de los drones, aún queda espacio en el aire para los globos de toda la vida. El pasado 14 de enero, un grupo de científicos españoles y coreanos ha logrado por primera vez muestrear los microorganismos que hay en el aire de la Antártida durante seis horas, empleando un globo cautivo. Con 20 m3 de helio, la Perla de Byers, como lo han bautizado los investigadores, ha volado muy alto, hasta los 1.000 metros de altitud.
Ana Justel y Antonio Quesada son los dos científicos de la Facultad de Ciencias de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) que dirigen el Proyecto MICROAIRPOLAR, centrado en el estudio de la dispersión de los microorganismos en el aire. Estos días se encuentran en la Península Byers, un lugar de la Antártida especialmente protegido para la investigación científica, haciendo el trabajo de campo junto a parte de su equipo. Javier Méndez, del ICMM-CSIC; Woo Young Kim, de Hanyang University; y Sofía Galbán, también de la UAM, les acompañan en esta aventura científica. Fuera de la Antártida somos muchos más, explica Antonio Quesada: “Aquí hemos ejecutado solo el último paso para conseguir el vuelo. El camino que hemos recorrido durante más de un año lo hemos hecho con todo nuestro equipo, que es fantástico. Entre nuestros compañeros hay ingenieros, biólogos, estadísticos, meteorólogos, físicos e informáticos. Sin ellos no se habría logrado".
En los próximos meses, estas preciadas muestras viajaran en las cámaras de congelación a bordo del Buque BIO Hespérides de la Armada Española. "Estamos deseando meterles mano en el laboratorio, son muy importantes para mí tesis doctoral", explica Sofia Galbán. España cuenta con un Comité Polar que desde el Ministerio de Ciencia hace posible que cada año haya campaña científica española en la Antártida. Los científicos de MICROAIRPOLAR trabajan en un campamento que gestiona la Base Juan Carlos I de la Unidad de Tecnología Marina del CSIC, con el explorador Hilo Moreno a cargo de la logística.
La máquina que ha servido para subir y bajar el globo se ha comportado excepcionalmente. "Nunca se había utilizado en un ambiente tan extremo", nos advierte el científico coreano Woo Young Kim. Durante la recogida había mucha tensión, explican los investigadores, Javier Méndez controlaba el cable, en el que empezaron a aparecer trozos de hielo que podían romper el instrumento. "Muestreamos por encima de la capa de nubes y esperamos haber recogido microorganismos que viajan por la atmósfera y que la lluvia no arrastra hasta el suelo", Ana Justel indica que esta información es crítica para el modelo que están elaborando y que nos ayudará a entender cómo se mueven los microorganismos por el aire.
Quedan pocos días para que los científicos regresen al barco que les devolverá a sus aulas y laboratorios. Días de mucho trabajo en los que no se pierde ni un instante, ni de día, ni de noche. Este año, en la Península Byers las noches han sido de vientos extremos, las suaves dedicadas a la vigilancia del globo, el resto con la tienda de campaña agitándose como en una coctelera, se ha dormido poco.