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Palabras filmadas (44): Norte y sur (North & South, miniserie de TV, 2004)

Biblioteca de Humanidades

Palabras filmadas (44): Norte y sur (North & South, miniserie de TV, 2004)

Crítica de la serie de televisión Norte y Sur, producida por la BBC y emitida en 2004

26/01/2022Cine
Tráiler de la miniserie de televisión Norte y Sur, emitida en el año 2004
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La miniserie Norte y sur (2004) ha sido equiparada por su argumento, calidad y estilo, con la joya de la corona de las adaptaciones televisivas de la literatura anglosajona del siglo XIX, la versión de Orgullo y prejuicio (1995) producida también por la BBC. Si la interpretación que hicieron Colin Firth y Jennifer Ehle de Fitwilliam Darcy y Elizabeth Bennet, respectivamente, ha pasado a la historia del medio como icónica, no le hace sombra la de Richard Armitage y Daniella Denby-Ashe como John Thornton y Margaret Hale, quienes ponen todo su talento al servicio de esta adaptación de la obra de Elizabeth Gaskell, haciendo evidente, una vez más, por qué la BBC es la mejor a la hora de convertir grandes obras de la literatura en obras maestras de la pequeña pantalla.

Como decimos, el argumento de la miniserie tiene su origen en la famosa novela del mismo título de la autora británica Elizabeth Gaskell (Chelsea, London, Inglaterra, 1810-Holybourne, Hampshire, Inglaterra, 1865). Gaskell fue conocida entre sus contemporáneos sobre todo por ser la primera biógrafa de Charlotte Brontë, de la que fue amiga igual que de Charles Dickens, a quien enviaba tanto colaboraciones en forma de relatos cortos como novelas por entregas para que éste las publicara en su revista Household Words.

Elizabeth Gaskell era hija y esposa de pastores de la Iglesia unitaria, una rama del protestantismo; siguiendo a su marido se afincó en Manchester, donde escribió la mayoría de su obra que reflejó el ambiente industrializado de esta ciudad, la explotación de los obreros por los dueños de las fábricas y las ideas reformistas propias de la autora y su círculo más cercano.

Lo que le dio fama a Gaskell fueron sus novelas, entre las que destacan Cranford (1853), retrato de la sociedad provinciana, Mary Barton (1848) y Norte y sur (1855), de temática parecida y que suponen una visión crítica de la primera industrialización, así como Esposas e hijas (1865), obra inacabada que se publicó después de su muerte. Dotada de gran agudeza a la hora de describir caracteres y situaciones, no alcanza, sin embargo, a ser tan conocida como su coetánea Charlotte Brontë o Jane Austen.

A la difusión de su obra han contribuido, sin duda, las exquisitas adaptaciones televisivas de Cranford (2007), Esposas e hijas (1999) y la que nos ocupa, Norte y sur (2004), que las han hecho populares entre el gran público.

Dirigida por Brian Percival, Norte y sur, miniserie en cuatro capítulos ambientada en una ciudad industrializada del norte de Inglaterra, nos habla de las diferencias de éste con el sur, más campesino y próximo a los usos de la generación anterior. Su protagonista es la joven Margaret Hale (Daniela Denby-Ashe), hija de un pastor que renuncia a su carrera y obliga a su familia a abandonar la ciudad sureña donde viven y afincarse en Milton (un trasunto de Manchester), lo que provoca la aversión de Margaret que compara su idealizada vida rural con la fealdad de los barrios industrializados, ensuciados por la contaminación y la miserable y opresiva vida de los obreros explotados por los dueños de las fábricas.

Su rechazo se acentúa al conocer en circunstancias desfavorables a John Thornton (Richard Armitage), uno de esos jóvenes industriales, dueño de una fábrica de algodón, un hombre hecho a sí mismo, que ha tenido que superar numerosos obstáculos para llegar donde está y que se siente orgulloso de ello. Sus temperamentos opuestos chocan desde el mismo momento en que se encuentran por primera vez, aunque, mientras que en él surge enseguida una pasión irrefrenable hacia ella, en el caso de Margaret da lugar a que su opinión de John sea muy desfavorable pues, fruto de un juicio apresurado, le considera un explotador sin escrúpulos.

Los vaivenes de esta relación en un ambiente marcado por la brutal industrialización y los enfrentamientos entre patronos y obreros marcan el desarrollo de la historia en la que, como vemos, sus protagonistas no escatiman ni en orgullo ni en prejuicios. Esa fuerte oposición de sus caracteres propicia que se dejen influir por las apariencias y sistemáticamente malinterpreten las situaciones pensando lo peor del otro, hasta que, con gran esfuerzo, se va abriendo paso la realidad de los hechos y con ella se produce el acercamiento y la tolerancia hacia las ideas del oponente.

La interpretación de Thornton a cargo de Richard Armitage le dio la fama por ser apasionada y modélica y supuso su descubrimiento; por su parte, como Margaret, Daniela Denby-Ashe envuelve a su personaje en un aura frágil que contrarresta con su fuerza de carácter y sus convicciones que la ayudan a enfrentarse sin temor a su antagonista y a lo que cree que éste representa y a luchar por lo que considera justo.

Si sumamos al trabajo de los actores principales, cuya química es esencial, un elenco de secundarios excelente, un guion redondo (y fiel en general a la novela) sustentado en un relato lleno de amenidad y rigor que combina el romance con las luchas sociales, los escenarios, la fotografía y la ambientación (el rodaje se desarrolló en Edimburgo), tenemos como resultado una excepcional adaptación televisiva que merece ser visionada no una sino varias veces, porque no cansa nunca.

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