Vidas de película (22): La Fortuna (Alejandro Amenábar, 2021)

La batalla del Cabo de Santa María tuvo lugar el 5 de octubre de 1804 frente a la costa portuguesa del Algarve como consecuencia del ataque a traición sufrido por una flotilla compuesta por cuatro fragatas de bandera española que hacían la ruta desde Montevideo, a manos de otros cuatro navíos ingleses sin mediar declaración de guerra previa entre ambos países. Las pérdidas fueron grandes para los españoles, no así para los británicos, a quienes este acto de piratería permitió hacerse con un valioso botín pues, como ya sabían, el convoy no solo transportaba variadas mercancías, sino que, además, llevaba a bordo un tesoro de monedas de oro y plata valorado en tres millones de pesos que formaba parte de los caudales recaudados en los virreinatos de Indias, amén de la paga de los soldados. Los ingleses querían impedir a toda costa que ese dinero acabara en manos de Napoleón, en esos momentos aliado de la corona española.

Y no sólo eso, sino que, además, los atacantes cometieron un crimen de guerra al volar una de las fragatas, la Mercedes, con numerosos civiles a bordo. Entre ellos se encontraban la esposa y los hijos del segundo comandante, el general Diego de Alvear, quien tuvo que contemplar impotente desde la Medea, otro de los navíos, junto a su primogénito, cómo sus familiares se hundían en el mar al ser alcanzada la santabárbara de la Mercedes por un cañonazo durante la batalla. Tan ruin acción levantó gran polvareda en su época y provocó que España le declarara la guerra a Inglaterra dos meses después: el preludio de la batalla de Trafalgar y de la invasión napoleónica de nuestro país.

El pecio de la Mercedes con sus 249 víctimas y su tesoro en monedas permaneció descansando pacientemente en el lecho marino hasta que, dos siglos después, en mayo de 2007 la empresa norteamericana Odyssey Marine Exploration, la más importante en su género, anunció haber encontrado un valioso tesoro en monedas procedente de un naufragio en el Atlántico que había trasladado en secreto a su base de Tampa (Nuevo México).

A pesar de los esfuerzos de los expoliadores que, en todo momento jugaron al despiste, el gobierno de nuestro país sospechó enseguida que se trataba de un navío español y lo denunciaron ante la justicia norteamericana. Siguió a esto un largo pleito de cinco años durante el cual el Ministerio de Cultura, defendido por un abogado norteamericano especializado en derecho marítimo, tuvo que sortear todas y cada una de las trampas que Odyssey puso en su camino hasta que en enero de 2012 la Corte Suprema de Estados Unidos dio definitivamente la razón a España  fallando a su favor: los restos correspondían a la fragata de guerra Nuestra Señora de las Mercedes y eran propiedad del estado español además de ser la tumba de más de 200 compatriotas. No obstante, Odyssey siguió jugando sucio pues pretendió ocultar parte del suculento botín que había extraído del mar con malas artes, en Gibraltar, de donde fue finalmente rescatado y traído a nuestro país.

El regreso a España del tesoro de la Mercedes fue todo un acontecimiento reflejado en los noticieros y la prensa del país; se montaron varias importantes exposiciones conmemorativas como las realizadas en Madrid por el MAN (El último viaje de la fragata Mercedes. Un tesoro cultural recuperado) y el Museo Naval de Madrid (El último viaje de la Mercedes) que luego recorrieron otros museos estatales de forma itinerante para acabar su último viaje en el museo ARQUA de Cartagena donde se encuentran actualmente.

La trágica historia de la Mercedes fue relatada por Benito Pérez Galdós en Trafalgar como parte de sus Episodios Nacionales. La de su rescate dio lugar a numerosa bibliografía reflejando este extraordinario episodio que supuso un hito en la recuperación y la preservación del patrimonio subacuático español.

Posteriormente, en 2021, se rueda la serie La Fortuna en seis episodios bajo la dirección de Alejandro Amenábar, basándose en un cómic de Paco Roca y Guillermo Corral titulado El tesoro del Cisne negro, inspirado a su vez en la peripecia diplomático-judicial de la recuperación del pecio de la Mercedes, que aquí recibe el nombre de Fortuna.

La Fortuna es una producción hispano-norteamericana; una historia de aventuras clásica, con toques a lo Tintín, cuidada al máximo como cabe esperar en una obra de Amenábar, no en vano un director de Oscar, aunque no sea una de sus obras maestras. Parte del elenco es norteamericano, con Stanley Tucci al frente como Frank Wild, el propietario de la empresa expoliadora, un pirata que pretende dárselas de arqueólogo y que, como siempre, resulta brillante en su interpretación. Enfrentados a él, el abogado norteamericano Jonas Pierce encarnado por Clarke Peters y los funcionarios Alex Ventura y Lucía Vallarta, a los que dan vida Álvaro Mel y Ana Polvorosa, sin olvidar la imponente presencia de Karra Elejalde, magnífico como el peculiar ministro de Cultura Enrique Moliner, personaje posiblemente inspirado en César Antonio Molina.  

La Fortuna resulta ser tanto un homenaje a nuestros antepasados en un momento azaroso de la historia como a los funcionarios anónimos que trabajan para salvaguardar el patrimonio. De desarrollo muy entretenido, quizás le sobren algunos detalles superfluos enmarcados en lo políticamente correcto, pero es una producción muy cuidada en la que no se han escatimado medios.

La serie fue presentada en el Festival de San Sebastián y posteriormente exhibida en televisión, cosechando hasta el momento críticas de muy distinto signo.

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