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La importancia de los primeros gestos para el desarrollo infantil

Actualidad

La importancia de los primeros gestos para el desarrollo infantil

Los gestos de “dar” y “mostrar”, conocidos como gestos ostensivos, tienen un papel protagonista en las interacciones de los bebés con los adultos y otros elementos del mundo material. A pesar de no haber recibido mucha atención en la investigación en comunicación temprana, estos gestos podrían contribuir al desarrollo de otras formas de comunicación más complejas, como el gesto de señalar.

10/10/2020Ana Moreno Núñez 
Imagen de una madre jugando con su bebé / UAM

Los bebés suelen incorporar los gestos de mostrar para destacar aquello que ha llamado su atención. En la imagen, un ejemplo en una niña de 11 meses / UAM

En lo que se refiere al estudio de los gestos como parte de la comunicación del bebé, la investigación en desarrollo infantil se ha centrado en gran medida en el gesto de señalar (de carácter indicial), que aparece en torno al final del primer año de vida. Sin embargo, los gestos ostensivos (dar y mostrar) han recibido mucha menos atención, a pesar de que aparecen antes en el desarrollo, pudiendo desempeñar un papel fundamental para establecer interacciones de acción conjunta entre bebé, adulto y objeto.

Lo anterior se debe a la idea ampliamente aceptada de que los bebés, hasta que no tienen aproximadamente nueve meses de edad, son incapaces de aunar en un mismo acto comunicativo a otra persona y a algo del mundo material.

En un estudio desarrollado junto a compañeros de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y de la Universidad de la Frontera (Chile) probamos que los gestos ostensivos se observan en mayor número y con mejor control que otros en situaciones cotidianas de juego libre con el adulto. Estos resultados, que se publicaron en el Journal of Child Language, apuntan a que este tipo de gestos serían más fáciles de comprender y de producir para los niños, fomentando el desarrollo de situaciones de comunicación apoyadas por el adulto.

El objetivo principal de la investigación fue describir cómo y cuándo aparecen los gestos ostensivos, y explicar cuáles son sus funciones comunicativas en la interacción. Para poder hacerlo, consideramos la materialidad como elemento clave de los intercambios comunicativos entre el bebé y el adulto, ya que estos se producen frecuentemente con y sobre los objetos.

Desde muy pronto, los adultos comparten información acerca de los objetos y sus usos culturales con los niños, convirtiéndolos en referentes comunicativos con reglas sociales de uso que impregnarán otras interacciones a partir de la iniciativa de los niños más adelante.

Observaciones no participantes

Para garantizar la validez ecológica de nuestros trabajos, utilizamos una metodología de investigación basada en observaciones no participantes en contexto natural, en concreto en el propio hogar de las familias.

Se grabaron seis niños y niñas en interacción de juego libre con sus madres a los nueve, once y trece meses de edad. Durante las grabaciones se procuró que estas fueran lo más espontáneas y naturales posible, para lo cual los niños se sentaron a jugar en el suelo junto a su madre y una caja con ocho juguetes, los mismos para todos los participantes.

Una vez recogidos los datos, se analizaron desde un enfoque microgenético, que permite un elevado nivel de detalle al examinar los cambios que se producen en periodos de tiempo muy breves (en este caso, segundo a segundo).

Ello permitió identificar tres categorías de gestos presentes en las acciones de los niños, los cuales se utilizaban con diferentes funciones comunicativas. En primer lugar, los niños realizaron numerosos gestos ostensivos para dar o mostrar el objeto al adulto. También se observó un segundo tipo de gestos de carácter mixto ostensivo-indicial, representados, por ejemplo, al señalar tocando el referente.

Estos gestos suponen un estadio intermedio en el distanciamiento del referente, una habilidad que los niños adquieren progresivamente y que es esencial para entender y producir los gestos de señalar. Estos fueron el tercer tipo de gesto que se identificó, en los que signo y referente no coinciden. Además, observamos que las producciones gestuales de los niños podían estar dirigidas a sí mismos, con una función exploratoria o privada; o dirigidas al adulto, con una función declarativa (para compartir), imperativa (para pedir) o fática (para mantener la interacción mientras sacaban nuevos juguetes de la caja, por ejemplo).

Los resultados apuntan a una variación evolutiva tanto en la realización como en la comprensión de los gestos en el último tercio del primer año. Por ejemplo, mientras que a los nueve meses los gestos dirigidos hacia sí mismos son más frecuentes que los dirigidos a los demás, esta tendencia se invierte en torno a los trece meses de edad.

Asimismo, la mayoría de los gestos que los niños realizaron eran de carácter ostensivo, predominando el gesto de mostrar frente al de dar el objeto al adulto. Diferenciar entre los gestos dirigidos a sí mismos y los gestos dirigidos al otro da cuenta de cómo los niños no solo utilizan los gestos para comunicarse con los demás, sino que son una herramienta clave para regular su propia atención, explorar y pensar sobre el objeto y sus usos.

Funciones comunicativas

El análisis de las funciones comunicativas de los gestos partió de un repertorio de categorías exhaustivo que, además de las funciones clásicas (declarativa e imperativa), describía y operativizaba otras funciones, como la exploratoria y privada en los gestos autodirigidos, y la función fática en los gestos dirigidos a otros.

Esto último no habría sido posible sin considerar la naturaleza sociocultural de los objetos utilizados, ya que influye en sus usos y, por tanto, en para qué se utilizan en el marco de la interacción. En otras palabras, cómo usamos las cosas nos da información de qué espera nuestro interlocutor, más aún cuando este todavía no puede acompañarlo de lenguaje verbal.

Las implicaciones que todo ello supone para una mejor comprensión del origen y desarrollo de la intencionalidad comunicativa, radican en el papel que los gestos ostensivos y los gestos mixtos ostensivo-indiciales podrían tener como base para la aparición de otros gestos posteriores, más complejos, como el de señalar. Los gestos de carácter ostensivo podrían contribuir significativamente a facilitar la comprensión de los bebés de la relación que existe entre gesto y referente, lo cual es uno de los hitos más relevantes en desarrollo comunicativo temprano.

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Ana Moreno Núñez es Profesora Ayudante Doctora en el Departamento Interfacultativo de Psicología Evolutiva y de la Educación en la UAM. Ha sido docente en diversas universidades españolas e investigadora postdoctoral en el National Institute of Education de Singapur (2016-2018). Actualmente es investigadora principal del proyecto MusicalETI (PID2019-108845GA-I00), dedicado al estudio microgenético de las interacciones entre adulto y bebé, así como su influencia en el desarrollo cognitivo y comunicativo, en especial durante el primer año de vida.