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“Investigadoras brillantes abandonan su carrera a pesar de su talento extraordinario”

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“Investigadoras brillantes abandonan su carrera a pesar de su talento extraordinario”

Javier García Casado, investigador y profesor de Inmunología en la Universidad de Extremadura, comparte sus perspectivas sobre la brecha de género en la ciencia y la constante inestabilidad que enfrentan quienes se embarcan en la carrera investigadora en España.

14/02/2024Federica Marinaro
Fotografía de un hombre de pelo corto con bata blanca levantando la vista de un microscopio.

Javier García Casado, en un laboratorio de cultivos celulares /Imagen cedida por Centro de Cirugía de Mínima Invasión “Jesús Usón”.

Una carrera de obstáculos. Así es como las investigadoras definen su profesión, según el “Estudio sobre la situación de las jóvenes investigadoras en España” (2021) del Observatorio Mujeres, Ciencia e Innovación (OMCI).

El OMCI, adscrito al Ministerio de Ciencia e Innovación, revela que la inestabilidad de la carrera científica afecta principalmente a las jóvenes investigadoras. Estas son especialmente vulnerables debido al impacto de género de varios factores en su desarrollo profesional, como la maternidad y la conciliación entre su vida personal y laboral.

Javier García Casado, profesor de Inmunología e investigador de la Universidad de Extremadura (UNEX), es un experto en terapias avanzadas basadas en células madre. A lo largo de su carrera, ha trabajado en equipos compuestos en su mayoría por mujeres y es consciente de “las dificultades que conlleva para una mujer desarrollar su carrera profesional y compatibilizarla con la vida familiar”.

La desigualdad en la carrera investigadora

Según el informe del OMCI, las mujeres tienen una representación mayor o igual que los hombres en las primeras etapas de sus carreras investigadoras, pero esta proporción disminuye a medida que avanzan en su desarrollo profesional. García Casado lo confirma: “A los 25 años hay una igualdad absoluta entre hombres y mujeres. A medida que se van acercando a los 30-35 años, hay una necesidad intrínseca del ser humano de tener familia. En este momento, la carrera científica va a sufrir un parón y una investigadora deja de ser tan competitiva como lo era en sus veinte años”.

Diagrama en que se ve el descenso de mujeres en sus carreras.

Distribución del Personal Investigador por sexo - Informe Mujeres Investigadoras (2022), Comisión de Mujeres y Ciencia, CSIC.

Para describir este fenómeno, las autoras de un estudio publicado en 2013, usaron la metáfora de la “tubería que gotea”. Muchas mujeres ingresan en la “tubería” de las carreras y empleos STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, por sus siglas en inglés), pero se topan con un goteo. Este goteo representa las causas de desigualdad y discriminación que ellas experimentan a medida que avanzan en su carrera. Este efecto también tiene que ver con el “techo de cristal”, que hace referencia a las barreras creadas por estereotipos y construcciones culturales y sociales que obstaculizan el avance de las mujeres en sus carreras profesionales. “He trabajado con investigadoras muy brillantes. Al encontrarse con el techo de cristal, estas mujeres han decidido abandonar la investigación y tomar un camino menos tortuoso, a pesar de su talento extraordinario”, afirma García Casado.

De acuerdo con la encuesta del OMCI, las científicas tienen un 19,5 % más de riesgo que sus compañeros de abandonar la investigación en todas las etapas de su carrera científica. Entre los factores que contribuyen a esta decisión, se encuentran la escasez de puestos de trabajo disponibles, la inestabilidad laboral, la dedicación horaria excesiva, las exigencias de movilidad, la discriminación por sexo y la falta de oportunidades de crecimiento y avance. “En todos los centros de investigación y universidades, existen planes de igualdad de género. Pero, por debajo de todo eso, existe la dificultad intrínseca de trabajar en una carrera que es extremadamente competitiva”, comenta García Casado. Luego, tras un suspiro, continúa: “En mi carrera, no he presenciado casos muy flagrantes de discriminación, pero en algunas ocasiones he notado que algunas mujeres no han tenido las facilidades que hubieran necesitado ”.

Las científicas tienen un 19,5% más de riesgo que sus compañeros de abandonar la investigación

En los últimos años, se han implementado medidas para reducir la brecha de género en la ciencia. Por ejemplo, “para designar los plazos desde la defensa de una tesis hasta la presentación de un proyecto o de una convocatoria competitiva de personal científico, ahora se tienen en cuenta las bajas maternales y paternales para ampliar los plazos”, explica García Casado. Él enfatiza: “Hay que facilitar que la carrera profesional tenga el máximo de igualdad tanto para el género masculino como para el género femenino. Las medidas que se puedan ir tomando no solamente tienen que ver con la ciencia, sino con la sociedad en general”.

Investigador y padre

En su caso, el bioquímico por la Universidad de Córdoba (UCO), tras completar su doctorado en Inmunología, se fue al extranjero, una experiencia que considera “profesionalmente enriquecedora”. Sin embargo, debido a cuestiones personales y familiares, regresó a España, donde se enfrentó a la conocida “carrera de obstáculos” que afecta a investigadores e investigadoras en el país.

“Tuve que buscarme la vida para estabilizarme. La carrera investigadora es complicada en todo el mundo. Sin embargo, en España, la situación económica y, sobre todo, la inestabilidad política, han hecho que la situación de la investigación sea variable. Ha habido momentos de vacas gordas, que me permitieron regresar del extranjero. También ha habido momentos de vacas flacas, durante los cuales hemos sufrido mucho recorte”, comenta García Casado.

Así se incorporó en un grupo de investigación de la UNEX y luego en el Centro de Cirugía de Mínima Invasión (CCMIJU) de Cáceres. Allí pudo liderar un grupo de investigación, centrándose en la caracterización y aplicación de terapias celulares para el tratamiento del infarto de miocardio y enfermedades osteoarticulares. “Fue mi primera experiencia como investigador principal. Esto me permitió desarrollar mi currículum y tener un bagaje suficientemente amplio para llevar mi línea de investigación”, comparte García Casado. Solo recientemente y con un gran esfuerzo, ha logrado estabilizarse como profesor universitario en la UNEX. 

“Siempre he priorizado la vida familiar y es posible que no haya llegado tan lejos como otros podrían haber llegado”

“Es muy complicado compatibilizar la productividad científica con la demanda que tiene la crianza de un hijo”, comenta sobre los desafíos de ser investigador y padre. “He tenido la suerte de contar siempre con el apoyo de mi pareja y hemos podido crear una familia. Desde que nació mi primera hija, tuve claro que no podía robarle el tiempo que necesitaba dedicándolo a la investigación. Siempre he priorizado la vida familiar, y por eso, es posible que no haya llegado tan lejos como otros podrían haber llegado." 

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Federica Marinaro es Biotecnóloga de la Reproducción y Doctora en Biología Molecular y Celular, Biomedicina y Biotecnología. Actualmente es investigadora postdoctoral “Juan de la Cierva Formación” en el Departamento de Reproducción Animal del INIA-CSIC (Madrid). Apasionada de la comunicación de la ciencia, está cursando el Diploma de Experto Universitario en Comunicación Pública, Divulgación de la Ciencia y Asesoramiento Científicos de la Universidad Autónoma de Madrid.

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