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Isabel Sinovas Alonso: el futuro de la lesión medular en sus manos

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Isabel Sinovas Alonso: el futuro de la lesión medular en sus manos

Ponemos cara a una de las miles de personas dedicadas con pasión, a la investigación. Celia Arroyo-López nos cuenta la historia de Isabel, que podría ser la de otros muchos que emigraron tras acabar la universidad. Diplomada en Fisioterapia, se muda a Francia para trabajar y allí descubre el mundo de la biomecánica, que puede ser una opción para lesionados medulares.

23/01/2023Celia Arroyo-López
Imagen de Isabel Sinovas Alonso, en el Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo

Isabel Sinovas Alonso, en el Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo / Foto cedida por la entrevistada.

Su periplo por hospitales públicos españoles y franceses ha permitido a esta estudiante predoctoral no sólo mejorar su práctica clínica, si no completar un master en Ciencias del Movimiento Humano.

De su estancia en la sanidad pública francesa, Isabel Sinovas Alonso recuerda su trabajo con niños con problemas neurológicos y respiratorios y “la gran valoración y percepción social que (la fisioterapia) tiene en Francia”.  Esta oportunidad le permitió dar el gran salto a la Biomecánica. “Fue gracias a ese salto a Francia en el que descubrí la disciplina de la biomecánica”.

Mientras trabaja como fisioterapeuta, Isabel estudia un master en la Universidad Aix-Marseille, que le descubre el mundo de los dispositivos que mejoran la marcha de personas con lesiones medulares. En 2016 decide regresar a España y apostar por la investigación. “Este master me aportaba un carácter diferencial y nuevas oportunidades de trabajo” señala.

Y así fue. En 2019, se incorpora al equipo de Biomecánica y ayudas técnicas del Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo, todo un referente en la rehabilitación de lesionados medulares. Cada año se producen en España unos 1000 nuevos casos. La mayoría por traumatismos, y en menor número, a enfermedades congénitas. Los avances médico-científicos son cada vez mayores, la Biomecánica, es uno de ellos.

“Deseaba trabajar en proyectos de investigación pero aplicados a un entorno clínico”

En Toledo además de su práctica clínica, inicia su tesis Doctoral analizando la forma de caminar de los lesionados medulares, utilizando la fotogrametría.                                                

“Deseaba trabajar en proyectos de investigación, pero aplicados a un entorno clínico. Utilizamos dispositivos tecnológicos que se utilizan en el deporte y en las películas de animación. Podemos conocer el movimiento de las articulaciones y compararlos”, relata.

Imagen de la colocación de marcadores para seguimiento.

“Podemos evaluar cómo caminan de forma objetiva y precisa. Conocer si un tratamiento ha tenido eficacia, la eficiencia de los exoesqueletos y ver cómo realmente mejora o no un paciente“, añade.

Lesiones medulares completas o incompletas, altas o bajas

Aunque las investigaciones en las que participa se dirigen, sobre todo, a pacientes con lesiones medulares incompletas, los exoesqueletos pueden ser empleados en personas con lesiones medulares completas.

Cada paciente presenta unas características propias según su lesión. “Cuando hay una interrupción total de la conducción nerviosa la repercusión es más importante, pero ocurre igual con una lesión incompleta. Una lesión incompleta tendrá mayor afectación si es más alta (cervical) que cuando es alejada (lumbar). Pero una lesión completa y alejada, puede ser más leve que una incompleta alta. En la lesión medular no existen blancos y negros hay una gran escala de grises”.

Gracias a investigaciones como la suya, se producen avances tecnológicos “que permiten reproducir el ciclo de la marcha. Los exoesqueletos permiten caminar a pacientes con una lesión medular completa. El gran reto es que puedan incorporarse a la vida diaria, fuera de un entorno clínico, que se puedan quitar y poner con facilidad y, sobre todo, a un precio más económico”.

“El gran reto es que puedan incorporarse a la vida diaria a un precio más económico”

Financiación y recursos humanos en el reto de investigar

Avanzar en la investigación científica requiere de financiación, recursos técnicos y humanos altamente cualificados. Los equipos concurren a concursos públicos que implican un gran esfuerzo y que, a menudo, les roba tiempo de su trabajo investigador. “Los recursos humanos que se incorporan al proyecto deben estar ya formados”, pues no hay apenas tiempo para la puesta a punto en programas con un alto nivel de exigencia, según la investigadora.

 “Uno de los mayores problemas que tienen estos trabajos es la poca duración de los contratos y, en ocasiones, la precariedad. Esto echa para atrás a los candidatos. Y por otro lado, el presupuesto para adquirir el material necesario. No obstante, si conseguimos que estén las necesidades cubiertas, el éxito del proyecto está asegurado, pero para eso se necesitan recursos económicos”, recalca.

“Uno de los mayores problemas que tienen estos trabajos es la poca duración de los contratos”

Trabajar y sacar un doctorado

Por otro lado, realizar un doctorado supone un enorme esfuerzo, si a esto se le suma trabajar a la vez, la demanda aumenta. “El doctorado supone un esfuerzo importante, limita el tiempo de ocio y las relaciones sociales en gran medida. Es también un proceso de autorregulación emocional, tanto por el propio aprendizaje como en las dificultades que, a veces, aparecen en el camino: contratos por proyectos, la financiación, los propios avances o los tiempos necesarios para la producción de científica, la redacción de artículos, su aceptación, etc. Es un aprendizaje sobre el control de la frustración”.

"El doctorado no debería costar la salud emocional del doctorando"

“Creo que debería protegerse mucho al doctorando. Proporcionar una remuneración que se ajuste realmente al perfil académico. Es una inversión para el centro que está formando a esta persona y del que además, se van a conseguir producciones científicas importantes”, plantea.

A nivel emocional Isabel reconoce que es difícil. “Sobre todo si se tienen cargas paralelas como la carga laboral o familiar. Creo que debería haber un acompañamiento y empatía. Poder dedicarle el tiempo que se necesite, sin tener la presión inmediata de lograr publicaciones.  Este proceso no debería costar la salud emocional del doctorando. Yo creo que la que la financiación y el reconocimiento del trabajo que realizan los doctorandos es fundamental para lograr el éxito del trabajo”.

Complementar la práctica clínica con la investigación y viceversa

Tras su experiencia diaria en la práctica clínica y la investigadora, Isabel analiza qué aspectos de cada uno de estos mundos, puede enriquecer al otro. “La investigación debería estar conectada con la parte clínica.  De nada sirve sumergirse en un mundo puramente científico si se pierde de vista al paciente”.  En cuanto a la parte clínica, lamenta las limitaciones de tiempo para investigar y renovarse. “Debería darse tiempo y espacio para poder hacerlo. Aunque es completamente utópico ”.

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Celia Arroyo-López, es Doctora en Biología. Su tesis se centra en las búsqueda de plantas locales para luchar contra parásitos gastrointestinales, con financiación de ESR Marie Curie, en Francia y Grecia. En su posdoctorado en EEUU estudia  potenciales tratamientos para el autismo empleando productos immunogénicos de los parásitos. En 2019, sale del armario del bullying académico y crea la petición al parlamento Europeo 1132/2020 para prevenir el acoso en los círculos académicos. Actualmente, sigue formándose en el curso de Experto en Comunicación Pública y Divulgación de la Ciencia, y en sus ratos libres es Dra. Cuentos.

Más cultura científica en UAM Gazette.