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“Hacia donde se quiere caminar es hacia la medicina personalizada”

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“Hacia donde se quiere caminar es hacia la medicina personalizada”

Entrevista a Rosa Monge, CEO de la empresa BEOnChip, cuyos dispositivos tratan de recrear el entorno en el que se encuentran las células dentro de un ser vivo. Aplicados al desarrollo de medicamentos, podrían ayudar a reducir los costes y la experimentación animal.

11/02/2022Laura Morato
Imagen de Rosa Monge, CEO de la empresa BEOnChip

Rosa Monge, CEO de la empresa BEOnChip / Imagen cedida por la entrevistada

Los modelos animales son utilizados con frecuencia en investigación, especialmente en la industria farmacéutica. Dado que un conjunto de células dispuestas en una placa no puede equiparar la complejidad de un organismo vivo, son la mejor opción a la hora de probar la eficacia y seguridad de nuevos fármacos. Sin embargo, muchos de estos compuestos, llegados a las fases finales de estudio, fracasan en pacientes.

Aunque no lo parezca, aquello de “yo soy yo y mis circunstancias” también es aplicable a las células. El entorno en el que se encuentran en un cultivo, o en el interior de un ratón, no es el mismo que en un organismo humano, lo cual hace necesario nuevos modelos. En este contexto, los pequeños chips desarrollados por una empresa zaragozana son, cada vez más, una herramienta clave para la investigación médica y farmacológica.

“Con estos chips se pretende reproducir el microambiente de las células para poder testar fármacos u otros compuestos de una manera mucho más rápida y a un menor coste”, señala Rosa Monge (Zaragoza, 1984), cofundadora de la empresa BEOnChip, primera en España en aplicar la tecnología tras estos dispositivos.

Ingeniera y emprendedora en el ámbito de la bioingeniería, Monge siempre tuvo claro que quería trabajar en la industria. Así, en 2016 nació BEOnChip, una spin-off de la Universidad de Zaragoza creada a partir de los prototipos desarrollados durante su tesis doctoral, realizada en el Instituto de Investigación en Ingeniería de Aragón (I3A).

Simular órganos en el laboratorio

En esta empresa aplican la llamada tecnología de Organ-on-Chip, donde la ingeniería y las técnicas de cultivo celular se unen para recrear ciertos aspectos de tejidos u órganos a escala micrométrica.

“Los dispositivos Organ-on-Chip son como una especie de placas de Petri avanzadas”, compara. “Usamos la microtecnología para definir una serie de canales y pocillos que permiten, cuando el investigador pone las células dentro del dispositivo, recrear de la manera más fidedigna posible el microambiente que tienen las células cuando están en un ser vivo”, explica Monge, cuya empresa diseña, fabrica y comercializa este tipo de sistemas.

De esta forma, permiten realizar experimentos en el laboratorio que antes solo eran posible usando animales. En este contexto, Monge señala que “si no consiguen sustituir la experimentación animal en un corto plazo, al menos va a permitir que se reduzca en un gran número”.  Hay que recordar que el uso de animales en investigación cada vez está más restringido. En algunos sectores, como la cosmética, la Unión Europea ya prohibió la experimentación animal en 2013, solicitando en 2018 la extensión de la prohibición a nivel mundial.

Hacia una medicina de precisión

Sin embargo, esta tecnología aún tiene mucho potencial por explorar. A medida que los dispositivos se vayan perfeccionando, será posible conectar unos con otros, “por ejemplo un modelo de corazón, con otro de hígado y de riñón”. De esta forma, se pasará de tener un sistema de órgano en chip, a tener uno próximo a un cuerpo en chip. Monge se muestra esperanzada ante las posibilidades de unos modelos más completos. “Esto permitirá no solo probar fármacos en el órgano diana, sino también ver cuáles son los efectos secundarios en otros órganos”, añade.

Estos sistemas también han sido empleados en investigación para generar prototipos de enfermedades, como por ejemplo cáncer. El desarrollo de dispositivos que sean capaces de simular las condiciones dadas en un tejido enfermo abre la puerta hacia una medicina más adaptada y centrada en el paciente.

“Cuando tengamos un modelo muy bien establecido de una patología, lo que nos va a permitir es coger las células del propio paciente para poder testar diferentes tratamientos y determinar cuál va a ser el más efectivo”, afirma Monge y hace hincapié: “Hacia donde se quiere caminar es hacia la medicina personalizada”.

Actualmente, BEOnChip participa en diferentes proyectos europeos en colaboración con el grupo de Microentorno Tisular del I3A, en los que trabajan en distintas líneas de órganos que se pueden aplicar al estudio de patologías. “Estamos desarrollando modelos de corazón, modelos de piel y en el pasado también hemos trabajado en modelos de osteoporosis”, cuenta esta investigadora aragonesa, directora del departamento de I+D de su empresa.

BEOnChip, ejemplo de transferencia

Más allá del carácter revolucionario que estos sistemas presentan dentro de la medicina, BEOnChip muestra cómo la investigación que se desarrolla dentro de un laboratorio puede encontrar un potencial nicho de mercado.

La labor de Monge dentro del emprendimiento le ha valido numerosos reconocimientos a lo largo de su carrera, como el Premio Mujeres a Seguir 2021 en la categoría de tecnología. Un galardón que pretende visibilizar el talento femenino y que pone en valor la trayectoria y el compromiso social de mujeres en distintos ámbitos.

Cuando se le pregunta sobre ello, Rosa Monge sonríe y admite que fue una sorpresa. “Normalmente no soy muy consciente de la repercusión que puede tener mi trabajo más allá del laboratorio. Además, yo lo entiendo como un reconocimiento a todo mi equipo, con el que he estado trabajando, no solo estos últimos años como empresa, sino también durante mi tesis doctoral”, recuerda.

Con la perspectiva de una empresa que cumple seis años, esta investigadora reconoce: “No es fácil emprender y lo es muchísimo menos cuando lo haces en el ámbito científico-tecnológico”. Aun así, echando la vista atrás, lo tiene claro. “Volvería hacer el doctorado y volvería a montar la empresa”, concluye.

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Laura Morato Concejero es graduada en Biomedicina Básica y Experimental por la Universidad de Sevilla y Máster en Biología Molecular y Celular por la Universidad de Zaragoza. Actualmente es estudiante de posgrado del Título de Experto en Comunicación Pública y Divulgación de la Ciencia en la Universidad Autónoma de Madrid.

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