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Tempvs Romae. Madrid, cruce de caminos

Entre el 3 de mayo de 2022 y el 8 de enero de 2023 se puede visitar la exposición "Tempvs Romae. Madrid, encuentro de caminos", en el Museo Arqueológico Regional de Alcalá de Henares. Para hablar de ella, Fernando Escribano entrevista a Javier Salido Domínguez, profesor de arqueología del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la UAM, coordinador científico de la exposición.

25/10/2022Fernando Escribano Martín
Imagen de la fachada del Museo Arqueológico Regional de Alcalá de Henares, en la que se ve el cartel de la exposición

Fachada del Museo Arqueológico Regional de Alcalá de Henares, en la que se ve el cartel de la exposición / Fernando Escribano

En "Tempvs Romae. Madrid, encuentro de caminos" a través de un recorrido planteado en seis espacios ('Roma en Carpetania: la toga y la espada'; 'Las arterias del Imperio. Vías romanas y paisajes urbanos del centro peninsular'; 'Las ciudades romanas, centros de vida y cultura'; 'La vida en el campo: villae, aldeas y otros centros de explotación agropecuaria'; 'Gentes, imágenes y ritos'; y un epílogo, 'Tiempos convulsos: la inquietud de un centro en transformación') se hace un recorrido por la región carpetana y la transformación que supuso su entrada en la órbita romana a partir de los años 193 y 180 a.C.

Llama la atención la intención puesta en definir qué es la región carpetana a través de las fuentes y la arqueología, y por ende quiénes eran los carpetanos, qué les hacía diferentes a sus vecinos prerromanos. Para pasar luego a describir, desde distintos puntos de vista, cómo fue la romanización en esta región, tanto a partir de las grandes urbes que se señalan en las fuentes: Complutum, Mantua y Titulcia, que pudieron centralizar una estructura administrativa y jurídica implantada para dar respuesta a unas realidades culturales y poblacionales diversas, como a través de una red de asentamientos que aparecen señalados en la trama viaria.

La exposición presenta cerca de 700 piezas, muchas de las cuales no se habían movido antes de su lugar de origen, que provienen de 38 yacimientos, algunos podríamos decir que clásicos en la región, y otros mucho más recientes, que aportan nueva información y planteamientos con respecto a la presencia romana, mucho más importante de lo que se pensaba en Carpetania, y estructurada en distintos tipos de establecimientos agrarios que también vienen analizados y descritos en la muestra.

La ampliación de estos trabajos arqueológicos permite una mejor y más amplia visión sobre la presencia romana en la región. Hay zonas que no se podrán excavar por su destrucción en ampliaciones urbanísticas que en su momento se llevaron a cabo, y esto también viene narrado en el catálogo, además de dar cuenta de lo que se está investigando y cómo se está interpretando.

        

Imagen de la entrada de la exposición

     

La muestra, en un modo de trabajo propio del Museo Arqueológico Regional, no solo exhibe piezas que vienen explicadas en su uso e interpretación, sino que, a través de un aparato visual espectacular, mediante imágenes de gran formato, el visitante se ve inmerso en un mundo que viene analizado a través de un despliegue curatorial preciso y bien narrado. Además de interesante, la visita es muy atractiva.

Javier Salido Domínguez, profesor de arqueología del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la UAM, es el coordinador científico de la exposición, que ha sido comisariada por Carmen Fernández Ochoa, catedrática emérita del mismo departamento, y por Mar Zarzalejos Prieto. Es él quien responde a las siguientes preguntas:

¿Qué huecos cubre esta exposición?

La importancia de esta exposición se halla precisamente en la actualización de nuestro conocimiento sobre la implantación y la presencia romana en la Comunidad de Madrid. La publicación del Libro “Madrid, una historia para todos. El poder de Roma” en el 2016, que nos encargó el Área de Difusión de la Comunidad de Madrid tanto a Carmen Fernández Ochoa como a mí, y la celebración en el Museo Arqueológico Regional del Congreso “Vides monumenta veterum: Madrid y su entorno en época romana”, cuyas actas se publicaron al año siguiente y en el que participamos las dos comisarias y yo con diferentes contribuciones, además de destacados investigadores de la materia, destacaron las importantes novedades que había deparado la arqueología madrileña en las últimas décadas.

Tanto la publicación del libro como las actas del Congreso vinieron a confirmar el incremento ingente de información disponible con respecto a hace pocos años y que procedía principalmente de las excavaciones arqueológicas realizadas como consecuencia del boom inmobiliario y la creciente urbanización de muchas áreas de nuestra región y que supuso una frenética actividad en las últimas décadas. El trabajo de numerosos profesionales de la arqueología, a quienes hay que reconocer un esfuerzo considerable por documentar la mayoría de las estructuras conocidas, en ocasiones en situaciones complejas, así como la obligada entrega de materiales al Museo Arqueológico Regional de Alcalá de Henares, nos permitió hacer una revisión profunda de la cultura material más selecta, así como de los últimos yacimientos identificados. El resultado de esta revisión es esta exposición que se hacía necesaria ante tal volumen de documentación y que pretende mostrar al público general y al interesado en la arqueología el grado actual de nuestro conocimiento del pasado romano en Madrid.

¿Qué líneas de trabajo se siguen en la arqueología romana madrileña?

Podríamos destacar numerosas líneas de investigación, pero dentro de las más destacadas y más recientes, podríamos señalar cuatro: por un lado, el estudio de la llegada de Roma y las primeras acciones de control y dominio del territorio, mediante el estudio de la presencia romana en yacimientos de la transición de la Edad del Hierro al periodo altoimperial. Yacimientos como Llano de la Horca, Fuente de la Mora, La Gavia, Dehesa de la Oliva y Titulcia son una referencia en este tipo de estudios.

La segunda línea de trabajo destacada es el estudio de las vías en territorio madrileño. En estos momentos, tanto las comisarias de la exposición como yo y otros compañeros, estamos realizando un estudio integral de la vía XXIV del Itinerario de Antonino a su paso por la Comunidad de Madrid. Sin lugar a dudas, esta vía es uno de los principales trazados viarios romanos que articulaban el territorio madrileño. Se trata de un camino que atraviesa el Puerto de la Fuenfría, transitado ya desde épocas anteriores a la llegada de Roma, pero que se consolida bajo dominio romano como eje prioritario de las comunicaciones regionales desde la romanidad hasta el siglo XIX.

Su indiscutible importancia histórica forma parte fundamental de la historiografía del Madrid romano tanto por el interés de las stationes o lugares de parada que se insertan en su trazado como por tratarse del eje viario más largo que atraviesa la región uniendo Segovia con Madrid, a través del citado paso de la Fuenfría hasta alcanzar Complutum, la principal ciudad romana en el conjunto del eje viario de Madrid.

El tercer eje principal de la investigación de la arqueología madrileña es el análisis de las formas de ocupación rural. No cabe duda de que Madrid es esencial en el conocimiento de centros de explotación rural que no adecuan al clásico término de villa romana.

La exposición destaca la presencia de asentamientos rurales de diferente tipología y distinta vocación económica, siendo la producción agrícola y ganadera la que más importancia tenía en el mundo romano en nuestra región, aunque otras actividades dedicadas a la explotación de recursos naturales como la sal, las minas o las canteras están presentes en los estudios más recientes y, por supuesto, en la exposición Tempus Romae.

La cuarta línea de investigación que debemos destacar en nuestra región es el panorama arqueológico relativo al mundo en transformación que comprende desde el momento final del periodo bajoimperial y durante la época tardoantigua. La región madrileña se alza hoy en día como una de las áreas de estudio más relevantes de los cambios que se producen en este periodo convulso donde las poblaciones tendieron a ocultar aquellos enseres que consideraban más importantes. Este es precisamente uno de los hechos que destaca la exposición en su parte final.    

¿Qué supuso la llegada de Roma en el territorio carpetano?

Una vez conquistado el territorio carpetano, sus habitantes se integran en el Imperio bajo una nueva ordenación política y administrativa, que establece las bases para la explotación de los recursos naturales, su inclusión bajo una misma lengua, leyes e instituciones, estableciendo al mismo tiempo un nuevo modelo territorial. Es decir, nos encontramos ante un verdadero cambio en las formas de vida y especialmente de la ordenación administrativa y económica.

El principal instrumento que emplea Roma para la integración de las nuevas comunidades en el Estado es la concesión del derecho romano (ius Latii). ¿Qué suponía en la práctica? Comportaba la facultad de establecer contratos y transacciones comerciales con sus ciudadanos que estuvieran regulados por los tribunales de Roma (ius commercii), contraer matrimonio legal con un residente en cualquier ciudad latina (ius connubium) y el permiso de intervenir y opinar en cuestiones estatales de Roma (ius suffragii), es decir, era un instrumento fundamental en la política de dominio de Roma. Estos derechos se fueron ampliando con la concesión de la ciudadanía romana que se configuró como un procedimiento jurídico para favorecer la integración de las comunidades. Mediante este procedimiento, Roma se garantizaba la lealtad de estas comunidades en contextos bélicos e integraba aquellos territorios que gozaban de una mayor importancia estratégica o económica.

Pero Roma no sólo supone cambios a nivel legal. En términos económicos, introduce también importantes novedades en la organización de la producción agrícola y en la distribución del suelo carpetano. Desde el punto de vista de división jurisdiccional, el territorio madrileño pasa a depender de tres centros de gestión distintos, como el municipio de Complutum y los enclaves de Mantua y Titultia. A partir de estos centros, la explotación agropecuaria se intensifica, como bien refleja la documentación arqueológica y como hemos querido mostrar en la parte IV de la exposición.

¿Qué supone una villa romana como elemento estructurador del modo de vida?

La reorganización del territorio con fines agropecuarios y productivos, de la que hablaba anteriormente, tuvo una gran repercusión en el poblamiento rural romano de la Comunidad de Madrid. Mientras el noroeste de la región estaba ocupado por aglomeraciones poblacionales de entidad menor, con algunos establecimientos agropecuarios, en el noreste de la Comunidad el tipo de ciudad se ajusta al modelo clásico, con un municipio, Complutum, desde donde se organizaba el territorio más próximo. El resto de la región estaba poblado por asentamientos rústicos de diferente tipología, que se levantaron especialmente cerca de los cauces fluviales, para poner en explotación las tierras más fértiles.

Entre estos, el establecimiento rural más destacado es la villa, concepto que comprende instalaciones rurales de diversa índole, desde construcciones muy modestas, tipo granja, hasta grandes centros de explotación rural. Las villae llegarán a convertirse en núcleos de transformación económica agraria, cerca de los valles de los ríos y de vías de comunicación que permitían dar salida al excedente de los bienes, que los propietarios gestionaban con fines especulativos, hacia los mercados de las aglomeraciones urbanas.

Las villae de mayor importancia contaban con un área residencial (pars urbana) que es la zona más ostentosa y lujosa, símbolo de la enorme riqueza del propietario (dominus) y escenario de su dignidad y prestigio social. Los frescos, mosaicos y escuturas, así como vajilla más destacada presentada en la exposición Tempus Romae, procede precisamente de estas estancias suntuosas. Junto a la residencia señorial, la villa contaba con una serie de habitaciones para la servidumbre, la residencia del capataz, la cocina y despensas (cellae penariae) que conformaban la pars rustica.

Desafortunadamente estos espacios memos nobles no han tenido recibido la atención ni el interés que se merecían por parte de la mayoría de los especialistas ni se han tenido en cuenta a nivel general en los montajes expositivos más recientes; la exposición Tempus Romae, en cambio, destaca la importancia que tenían estos espacios de mantenimiento y también la zona dedicada a la transformación y almacenaje de productos agrícolas (pars fructuaria), esenciales para comprender las villae como centros de explotación agropecuaria.

¿Qué posibilidades hay de que en Carabanchel haya más que una villa romana?

Carabanchel se alza hoy como una de las grandes incógnitas del mundo romano madrileño. Interpretada tradicionalmente como una villa romana, los últimos estudios apuntan a que podría tener una identidad mayor. Sabemos que en época romana existía un tipo de poblamiento, conocido como vicus, al que podría asimilarse el yacimiento de Carabanchel, pero solamente futuras investigaciones permitirán confirmarlo.

      

Imagen de uno de los mosaicos presentes en la exposición

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Fernando Escribano Martín es doctor en Historia por la Universidad  Autónoma de Madrid y la  Università degli Studi di Roma La Sapienza. Actualmente es profesor de Historia Antigua en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Madrid.

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