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"En Emiratos Árabes Unidos descubrimos palmerales artificiales de hace 3.000 años"

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"En Emiratos Árabes Unidos descubrimos palmerales artificiales de hace 3.000 años"

Entrevista a Carmen del Cerro, profesora del departamento de Historia Antigua, Medieval, Paleografía y Diplomática de la Universidad Autónoma de Madrid, en la que describe el trabajo realizado durante más de dos décadas en el Emirato de Sharjah con el objetivo central de estudiar las comunidades campesinas durante la Edad del Hierro en al Madam.

18/03/2022Fernando Escribano Martín
Imagen de Carmen del Cerro, profesora del departamento de Historia Antigua, Medieval, Paleografía y Diplomática de la Universidad Autónoma de Madrid

En la imagen superior, Carmen del Cerro, profesora del departamento de Historia Antigua, Medieval, Paleografía y Diplomática de la Universidad Autónoma de Madrid. En la imagen inferior, zona de trabajo del canal de irrigación. Misión al-Madam (UAM) / Misión arqueológica española en Sharjah.

Los trabajos desarrollados por la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) en el Emirato de Sharjah demuestran que en la Edad del Hierro (1300-300 a.C.), en la península de Omán, ya existieron palmerales artificiales, que protegían otros tipos de cultivos, y que fueron creados mediante la construcción de un complejo sistema hidráulico. Estas canalizaciones hidráulicas son anteriores a los aflaj (falaj es en singular) declarados Patrimonio de la Humanidad de Omán, o a los qanat iranios, que son de época aqueménida (siglos VI – IV a.C.). El palmeral de Elche debe ser puesto en relación con aquellos realizados en Oriente mucho tiempo atrás.

Entre el 18 de abril y el 29 de mayo de 2016 se celebró en el Museo Arqueológico Nacional la exposición En los confines de Oriente Próximo. El hallazgo moderno del país de Magán. En ella se celebraban los veinte años de trabajo de la UAM en el Emirato de Sharjah. En la presentación se habla de unos trabajos que se iniciaron en los años 60 y 70 del siglo XX, que comenzaron a desentrañar el pasado remoto de la Península Arábiga. No fue tanto una sorpresa que aquí se localizase la Magán de los textos sumerios y acadios, pero su constatación es siempre una noticia. Desde 1994 la misión española de la UAM participa de estos descubrimientos históricos y arqueológicos sobre la antigua Magán, situada más o menos en lo que hoy es la península de Omán, y se puede decir que se ha recuperado cómo era la vida, cómo era el entorno y cómo se celebraba la muerte.

El testigo de la dirección de estos trabajos arqueológicos lo ha tomado desde hace unos años la profesora del Cerro Linares, que continúa una labor que comenzó hace ya casi tres décadas el profesor Joaquín M. Córdoba Zoilo. La doctora Carmen del Cerro Linares es profesora del departamento de Historia Antigua, Historia Medieval y Paleografía y Diplomática de la Facultad de Filosofía y Letras de la UAM.

“En Sharjah trabajamos arqueólogos de muchos países”

Una de las cosas que más llaman la atención a los legos en la materia es la propia vida del arqueólogo cuando está excavando. ¿Dónde vive? ¿Dónde trabaja cuando no está en el campo? En el caso del Emirato de Sharjah, se ha construido una casa que sirve de alojamiento, almacén, laboratorio y lugar de clasificación, también de biblioteca y de comedor. Las misiones pueden ser de dos meses, aunque normalmente se ajustan a algo menos de uno. Todo el material que se obtiene luego hay que clasificarlo, analizarlo y más tarde darlo a conocer, y eso también lleva mucho tiempo.

“Tenemos una casa bastante grande, en la que podríamos convivir varios de nosotros. Pero la propia Dirección de Antigüedades procura que no nos vayamos solapando en el tiempo para que podamos trabajar bien, tengamos laboratorios, tengamos trabajadores… es decir, para que unos a otros no nos quitemos los recursos del emirato, sino que podamos unos detrás de otros irlos utilizando”. En Sharjah han trabajado ingleses, alemanes, franceses, australianos, alemanes, portugueses, austriacos, japoneses, norteamericanos, belgas y locales, junto a los españoles, pero, de coincidir con alguien, estos lo hacen con las misiones belga y alemana.

La visión de estar excavando en un desierto, en un lugar donde no hay vida aparente, contrasta con la recuperación de la vida pasada que a veces logra la arqueología, tal y como se ha pretendido mostrar en la exposición señalada o en la literatura científica.

“Durante la Edad del Hierro (1300-300 a.C.), la demografía y la ocupación territorial de la Península de Omán parecen haber sido más potentes y armónicas que nunca antes ni después, prácticamente hasta el mundo de hoy” (Córdoba, 2016: 66).

“A lo largo de tan dilatado periodo, la población de la península creció y colonizó todos los espacios susceptibles de ser ocupados y vividos… Durante el período del Hierro II (1000-600 a.C.) aparecieron elementos decisivos, como la domesticación del dromedario para transporte y el falaj o captación de los mantos de agua freática por galerías, para usarlo en la agricultura” (Córdoba, 2016: 67).

El descubrimiento del sistema hidráulico

Si hay una imagen que sorprende en los trabajos del equipo de la UAM en Sharjah es el sistema de canalizaciones hidráulicas que permitían la agricultura en la zona, y que cuando se agotó significó el abandono del lugar. En la península de Omán ya se conocían unas redes hidráulicas de época islámica, los aflaj, lo que en Irán se conocen como qanat. Estos aflaj omaníes han sido declarados Patrimonio de la Humanidad. Tal como describe la profesora del Cerro, a partir de los años 90, los que trabajaban en la zona se dieron cuenta de que estas canalizaciones tenían un origen anterior y que todos los poblados que se crearon en la Edad del Hierro por primera vez tenían que haber sido nutridos por el agua que venía por esos canales y comenzaron a buscar si lo hacían mediante esos aflaj.

Imagen de la zona de trabajo del canal de irrigación. Misión al-Madam, UAM

“En el caso de nuestro poblado, en al-Madam, hicimos una prospección muy grande de toda la zona, y nos dimos cuenta de que podía haber hasta siete galerías de agua que fueran hasta el poblado”. Apostaron por el que creían más prometedor y empezaron a trabajar en él. En superficie, los ven porque se crean amontonamientos de la tierra sacada para crear los pozos, de tal forma que, cada cinco o siete metros hay un montículo. “Nosotros veíamos claramente que una de esas líneas de montículos iba directamente al poblado, decidimos abrir uno de esos agujeros y encontramos el primer pozo de acceso a la galería. Fue muy emocionante, lo recuerdo perfectamente, muy interesante”. En este trabajo se hace todo con mucho cuidado para que ni trabajadores ni y arqueólogos  tuvieran problemas de desprendimiento en la galería.

“¿Cómo funciona? Lo que se hace es pinchar la capa freática desde un pozo madre y luego, a través de una galería y a través de una serie de pozos que sirven tanto para bajar a la galería, para descender a limpiarla, fabricarla en su inicio, o para que haya un poquito de luz… a través de esos pozos se va avanzando en la galería que desemboca en la zona de riego. Y así se traslada el agua a dos o tres quilómetros.”

Es así como la arqueología ha recuperado las canalizaciones de agua, todo un sistema formado por galerías subterráneas mantenidas durante cientos de años a través de pozos que han perdurado también, que fue lo que permitió el desarrollo de la agricultura. Esta agricultura permitió el desarrollo de toda una serie de poblaciones, que construían sus casas con la propia tierra (han sacado a la luz una estructura para fabricar los adobes), que mantenían rituales de enterramiento en las montañas cercanas, que también se están sacando a la luz, o que comerciaban con Mesopotamia, Irán y la India, tal y como sabíamos por los textos, pero que atestiguamos ahora con la arqueología.

“En al Madam se ha excavado el sistema más complejo hasta ahora (de Arabia), que incluye no solo la galería subterránea, sino también su salida a la superficie y la red de canales y acequias que servía a la agricultura de regadío sobre el terreno” (Córdoba, 2016: 68).

Los palmerales como protección y producción agrícola

Toda esta red hidráulica, con la galería principal que ha sido excavada, llevaba hasta los antiguos palmerales. “Nuestro poblado al-Madam tenía en la Edad del Hierro un palmeral enorme, de 15 hectáreas como mínimo, pero era un palmeral artificial, se creó porque se trasladó el agua allí, no porque allí hubiera agua. Es toda una creación artificial, es la mano humana quien lo hace”, resalta del Cerro.

Estos palmerales no solo producen dátiles y por eso son importantes, sino que suponen una red que impide que el intenso sol y calor que asola la zona arruine otras plantaciones, y se logra así, gracias a su presencia, la producción de otra agricultura que sin estas palmeras “parasoles” no sería viable. El palmeral es a la vez un recurso alimentario y económico, que garantiza además que se pueda producir el alimento necesario para la vida de estos poblados. “Hace mucho calor allí y entonces es necesario que, para que la agricultura funcione, se ponga debajo de la sombra que da la palmera. Es necesario tener grandes palmerales para que debajo de las palmeras pueda haber cultivos de todo tipo”, afirma la investigadora.

Lo que ha sacado a la luz esta misión de la UAM es que la red de aflaj de época islámica que ya se conocía en la zona y que fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, tiene un primer precedente en esta red de canales de la península de Omán, datada en torno al año 1.000 a.C. Esta sería la canalización de agua más antigua conocida de este tipo, y serviría de modelo para la iraní de época aqueménida. El gran palmeral de Elche fue construido en época islámica en la Península Ibérica con otros parámetros, con otras técnicas, pero mantiene aquel modelo omaní de proteger otras producciones agrícolas mediante un palmeral, que se crea mediante la canalización de agua.

Todos estos trabajos que desde hace años se realizan en el emirato de Sharjah, se pueden estudiar y visitar en el moderno Centro de Interpretación Arqueológica de Mleiha, en el mismo emirato. Este museo muestra y conserva todos los estudios realizados sobre la historia antigua de la península de Omán, y se inserta en un proyecto de conservación más amplio, como el parque arqueológico de al Madan que junto a la UAM se está planificando.

Estos trabajos, que continúan, muestran cómo eran la vida y la muerte en la antigua Magán. Reconstruyen con detalle sorprendente cómo se facilitó la vida en este paisaje difícil gracias a un sistema hidráulico que después se extendió por el mundo, y se pudo comerciar así con la India, con Irán o con Mesopotamia. Cuando se acabó el agua, cuando la capa freática bajó demasiado, se terminó este sistema de vida en la zona, y los pobladores tuvieron que buscar otro lugar donde vivir. El equipo de la Universidad Autónoma de Madrid sigue hoy recuperando aquella vida.

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Fernando Escribano Martín es doctor en Historia por las universidades Autónoma de Madrid y "La Sapienza" de Roma. Actualmente es profesor de Historia Antigua en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Madrid, y cursa el Título de Experto en Comunicación Pública y Divulgación de la Ciencia de la UAM.

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